viernes, 16 de marzo de 2007

Crónicas de San José de Las Matas, de Piero Espinal Estévez (*)

Edwin Espinal Hernández
Académico Correspondiente Nacional de la Academia Dominicana de La Historia

El tener raíces materas ha influido mucho en mi entusiasmo por esta obra que el buen amigo Piero Espinal Estévez me ha honrado en prologar. Anazario Collado Báez y Ramona Adames Collado, padres de mi tatarabuela María Altagracia Collado Adames de Díaz, casaron el 7 de enero de 1863 en San José de Las Matas, donde también nacieron mis tíos abuelos Aníbal Antonio, Blanca Leonor y Domingo Gustavo Pichardo Hernández en 1906, 1907 y 1909, respectivamente, cuando residía allí mi bisabuelo Juan Aníbal Pichardo Valerio, quien llegó a ocupar la presidencia de su Ayuntamiento en 1911. Por demás, mi tatarabuelo Domingo Miguel Pichardo Román formó parte de la comisión que en 1884 determinó los límites territoriales entre San José de Las Matas y Jánico, cuestión que mantuvo en disputa a ambas comunes desde la erección de la última en puesto cantonal en 1875 y que renacería con su elevación a común en 1881.

La investigación histórica ha sido la contrapartida del ejercicio de Piero Espinal Estévez como médico general. Y resulta explicable que sus preocupaciones intelectuales se hayan expresado en el estudio de la conformación de esta comunidad: sus ascendientes Francisco Estévez, Carlos, José y Antonio Espinal figuran entre los firmantes de la instancia que suscribieron los habitantes del “Partido de Las Matas” el 29 de agosto de 1810, requiriendo autorización para fundar “una Villa de españoles con Cabildo”.

Este libro es fruto de un esfuerzo que ha durado años, producto de la localización de documentos en legajos notariales, municipales y parroquiales de San José de Las Matas, periódicos de Santiago y revistas de Santo Domingo, así como de datos a partir de entrevistas a personas vinculadas con aspectos del proceso histórico del municipio. Tal variedad de fuentes permite interpretar líneas dominantes de la formación del espacio local de San José de Las Matas y su selección por el autor revela su compromiso de proveer marcos históricos referenciales que contribuyan a restaurar la identidad perdida de su pueblo.

La investigación se ha plasmado en la articulación de una síntesis de documentos referida a diferentes áreas de la historia de San José de Las Matas, desde el tránsito de su vida aldeana como parroquia, común y comandancia de armas en el siglo XIX hasta su consolidación como común y luego como municipio en el siglo XX, y tiende a ofrecer una aproximación global de la vida social. El material compilado – sobre el que el autor, sin embargo, no plantea exposiciones interpretativas - pone de relieve la dimensión local de aspectos políticos, sociales y económicos del devenir nacional. Basta señalar las reseñas referidas a la construcción de las carreteras Santiago-San José de Las Matas y San José de Las Matas-Jánico y a la escogencia de la población como sede temporal del Poder Ejecutivo por Rafael Leonidas Trujillo en 1932, las cuales permiten la intelección de los procesos de control territorial y político desarrollados en una zona que había sido foco de rebeliones y resistencia a su régimen.

El documento que introduce este volumen, la instancia dirigida por los pobladores del “Partido de Las Matas” el 29 de agosto de 1810 a las autoridades de la colonia, solicitando autorización para la fundación de una villa capitular, nos llama la atención porque su lectura deja al descubierto dos claves importantes. En primer lugar, queda claro que la población fue objeto entonces de una refundación “en el paraje mismo de la Hermita”, emplazamiento donde llegó a contar con una iglesia que se había destruido “por las calamidades de estos tiempos pasados” y cuyos habitantes se comunicaban con Santiago a través de un “camino dilatado”, cuyo tránsito debía salvar tres ríos. En segundo orden, revela que la población de San José de Las Matas fue un grupo cerrado, caracterizado por la endogamia: sus más de dos mil habitantes para entonces eran “criollos o enlasados con criollos, mediante los vínculos estrechos de relaciones del parentesco y matrimonio”.

Su localización profunda en las estribaciones de la Cordillera Central, alejada de otros asentamientos humanos de importancia, explica la unión entre personas descendientes de parientes comunes en varias generaciones, lo que al mismo tiempo permite valorar como atendible y razonable la explicación de su origen a partir de la nucleación en La Sierra de pobladores de las ciudades de la banda Norte de la isla devastadas por el gobernador Antonio de Osorio en 1605 y 1606. El conglomerado humano que le dio origen se constituiría primero en un pueblo y posteriormente en una de las cinco parroquias del Partido de Santiago, denominación que tenía al momento del Tratado de Basilea en 1795.

No obstante, se desconoce si las condicionantes físicas y poblacionales que permitirían aquella transición se produjeron en el siglo XVII, pero lo cierto es que el siglo XVIII es al que podemos remontar las referencias más antiguas de habitabilidad. En la declaración que hicieron Anazario Collado Báez y Ramona Collado Adames ante el Pbro. José Eugenio Espinosa el 13 de diciembre de 1862 en San José de Las Matas para obtener la dispensa eclesiástica exigida a fin de contraer matrimonio dada su consanguinidad, ambos dijeron contar con 23 años de edad y remontaron su ascendencia, el primero hasta su bisabuelo y la segunda hasta su abuelo, ambos hermanos, hijos de padres desconocidos. Si hacemos aplicación de la constante genealógica que marca en treinta años, más o menos, el desenvolvimiento de una generación, podemos señalar que, al menos el apellido Collado, ya estaba presente en la zona para 1719.

La altiplanicie serrana donde fue emplazada San José de Las Matas limitaba por el Oeste con el río Mao, de donde su territorio resultaba un paso montañoso entre el Cibao y la Línea Noroeste, conectando especialmente con las poblaciones de Guaraguanó, Sabaneta y Guayubín, últimas estas de las que distaba 26 leguas. Esa condición estratégica quedó en evidencia con la visita que hicieron delegados de la Junta Provisional Gubernativa y la municipalidad de Santiago el 10 de marzo de 1844 para obtener, en la persona de su corregidor y el comandante de la plaza, entre otras personas notables, la adhesión de la población a la separación de Haití. Por su vital enclave orográfico, su pronunciamiento resultaba sin dudas determinante para la defensa del territorio de la naciente República Dominicana. En efecto, a partir de ese hecho y como lo revelan los documentos que figuran en el tomo uno de esta obra, se erigió en sede del reclutamiento de hombres y punto de aprovisionamiento de animales, comestibles, armas, municiones y recursos económicos para el despliegue de las acciones tácticas que desarrolló nuestro naciente ejército en lugares de la Línea Noroeste ante el avance de las tropas haitianas hacia Santiago, donde finalmente se batieron el 30 de marzo de 1844. No es de extrañar pues que en julio de 1844 fuera elevada a la condición de común del Departamento de Santiago.

Esta categorización territorial condujo a que pasara a tener como secciones tributarias sitios, vecindarios y hatos que quedaron bajo el influjo de sus autoridades, incluso en lo referente a los actos de la vida civil de sus habitantes. Así lo constata el hecho de que los ciudadanos Antonio Rodríguez, habitante de La Ciénaga y Manuel Hernández, residente en el hato de Gurabo – Manuel de Jesús Hernández Tavares, uno de mis tatarabuelos – tuvieran que trasladarse a San José de Las Matas el 26 de junio de 1847 para formalizar por ante el primer regidor del Ayuntamiento en funciones de notario público la venta que el primero hizo al segundo de unos terrenos en Bojucal. El correspondiente acto de venta lo reproduce Espinal Estévez en la sección de documentos notariales del tomo uno.

Para conocer su configuración como espacio rural revestido de aspectos urbanos, es menester estudiar las noticias aparecidas en la prensa y que sobre este tema empiezan a aparecer a partir de 1881. Para entonces resaltaban una aguada que servía para surtir a la población, un cementerio cercado con su correspondiente puerta y una iglesia que había sido recién techada con tejas fabricadas en un tejar local y que un año después sería afectada en su fachada por un rayo. El templo se repararía en 1885, gracias a la actividad del Pbro. Manuel de Jesús Moscoso, sustituto del polémico párroco Tomás López y el cementerio, “cercado de malas tablas, derruído por trechos”, sería reconstruido con los fondos generados por una lotería fundada por un grupo de vecinos apoyados por el Ayuntamiento y el Pbro. Moscoso.

Es de notar que, a partir de la última década del siglo XIX, la población adquirió fama por su clima, con lo que se convirtió en un lugar muy concurrido por personas enfermas de las vías respiratorias, que establecieron allí residencias temporales o definitivas, a pesar de que el camino que la conectaba con Santiago todavía no era accesible al tránsito de coches.
Para 1901, un articulista de El Constitucional valoraba el pueblo como “pintoresco, con su marco de montañas cuajadas de pinos, su templo antiquísimo techado con tejas rojas de canal y una porción de casitas cubiertas las más de hierro” (El Constitucional, 8 junio 1901). La Arcadia dominicana, como dio en llamarle el periódico santiagués El Diario, empezaría vería transformar ese perfil a partir de entonces con su conexión telefónica con Santiago (1901), la instalación de la fábrica de sillas serranas de los señores Contreras y Espinal y el aserradero San José de los hermanos Estrella en Paralimón (1901), la renovación del cementerio (1902), la aparición de sociedades cívicas como la Luz del Porvenir (1902), la Esperanza (1902) y La Unión Industrial (1908); la reconstrucción de la iglesia, iniciada en 1902 y bendecida en 1907; el establecimiento de baños de ducha surtidos por un pozo, por parte de Jesús Contreras (1905); la creación de una academia de música, dirigida por Manuel Feliú (1908); el inicio de la construcción del parque (1908) y la construcción de la carretera Santiago-San José de Las Matas a partir de 1913.
La presente compilación está llamada a constituir una fuente de primera mano para aquellos que decidan abordar la historia de San José de Las Matas con una interpretación crítica, ausente hasta ahora en las publicaciones que en el ámbito de la historia local se han producido sobre la más antigua demarcación de la provincia de Santiago. Rafael Emilio Yunén, en su discurso de ingreso a la Academia Dominicana de la Historia, propone justamente la interpretación crítica de lo local, con perspectivas que superen lo meramente político, lo social o lo económico, como una temática contemporánea llena de significados relevantes para pautar los contenidos y sentidos de la investigación histórica en el país. “Posiblemente” – señala este autor – “no exista en estos tiempos de globalización algún otro tema mejor que el desarrollo local para abordar la forma de inserción en los procesos globales y la forma de defensa de las identidades” (Yunén: 2005: 17).
Una de las normas que rigen la divulgación de una investigación es aquella que establece que la publicación de la documentación reunida debe realizarse cuando su contenido “signifique un aporte, cuando el conocimiento que se va a transmitir es mayor al que ya existe” (Chez Checo, José: 1995: 22). Fiel a este principio, Piero Espinal Estévez ha publicado en el momento en que ha debido hacerlo, tras rastrear y recopilar por largo tiempo noticias y testimonios y cuando, después de haberlas analizado, entendió que su difusión pública resultaba en provecho de la bibliografía dominicana.


(*) Presentación en el Centro León el 29 de agosto de 2006.

Alianza cibaeña entrega premio a Osvaldo Brugal

Mythos, Santiago.- El escritor Luis Córdoba acaba de estrenarse como nuevo presidente de la Sociedad Alianza Cibaeña al presidir (junto al saliente incumbente, Agustín Vásquez) el acto de entrega del prestigioso premio “Eugenio Deschamps”, a don Osvaldo Brugal Limardo, un prestigioso empresario que ha consagrado su vida al apoyo incondicional al arte y a la cultura.
Durante su gestión, Luis Córdoba pondrá en práctica grandes iniciativas a favor de las actividades literarias, como ha demostrado en su exitoso paso por diversas instituciones de Santiago, donde ha dejado algo más que su huella creativa.

Con la distinción a Osvaldo Brugal, la ciudad de Santiago demuestra su vocación de honrar a un hombre de trabajo que ha consagrado su vida a sus empresas, a su familia y a servir a su comunidad. Es un hombre quien lo ha dado todo en pos de su país sin pedir nada a cambio.
El premio “Eugenio Deschamps” que desde 1984 otorga cada año la Sociedad Alianza Cibaeña es uno de los más prestigiosos del país y está destinado a resaltar a una personalidad o institución que se destaca en el apoyo de las diversas manifestaciones culturales, científicas y artísticas del país.

María Aybar triunfa en Buenos Aires

La pintora dominica María Aybar regresó de Buenos Aires, donde expuso su obra en prestigiosas galerías de esa ciudad y fue elogiada por importantes criticos y estudiosos de las artes visuales rioplatenses. A continuación se incluyen algunas de estas consideraciones.

I
Deambulando por las galaerías de Buenos Aires
Alfredo Cernadas (traduc. Del inglés, Adolfo Valenzuela)
María Aybar nació en República Dominicana y estudió arquitectura. Ciertamente, lo muestra ens us pinturas, sobre las cuales ha vertido la exuberancia del trópico, pero en gráficas rigurosamente organizadas. Sin embargo, hay un elemento eslávico, intrigante en su trabajo, el cual, paradójicamente, agrega a la exuberancia de sus obras. Aybar usa hojas doradas en la mayoría de su producción. Por lo menos, en lo que se presenta en esta exhibición.
También hay cierto aire ingenuo (naive) en su perspectiva. Perto también juega con el cubismo en las formas fragmentadas de los paisajes y las formas imprecisas de los objetos.
Siendo una artista versátil, Aybar aborda una amplia variedad de temas con iguales resultados: naturalezas muertas, desnudos, flores, paisajes, imágenes religiosas.. Y, por si fuera poco, también es un artista de muchos logros en retratos, donde captura asombrosamente el alma interior de sus sujetos, con vívidos resultados.

II
La obra de María Aybar
César Magrini
Escritor y Crítico de Arte
Buenos Aires.- Pintura rica en ingenuidad, y también notable en sabiduría, la de esta artista dominicana, lejana sólo en lo geográfico, es de una pureza genuina que impresiona por igual a los sentidos y a los sentimientos. Sus temas, recurrentes en lo que respecta a su sensibilidad, han sido trabajados dando al diseño ese tabicado a lo Rouault que es emblema de los fuertes de espíritu: sus gruesas líneas separan pero también armonizan los distintos elementos de la composición, con la hermosísima y reiterada presencia de una zona fulgurante, a la que la creadora da el sugestivo nombre de “pan de oro”, testimonio de un nexo entre los diversos cuadros que han brotado de su inspiración, en una feliz vertiente artística que, lejos de agotarse, se renueva y esplende cada vez más, en esta sosegada fiesta del diseño y el color que son todos y cada uno de sus tan seductores cuadros.

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III
Un lenguaje cultural
Raúl Vera Trampi
Dentro del panorama de la pintura latinoamericana contemporánea, no han sido frecuentes aquí los exponentes de la República Dominicana. Se han visto recientemente algunos envíos que no alcanzan para conceptuar un preciso enfoque de tendencias y estilos.

De todos modos es lícito, asociar las características tropicales de ese país con una voluptuosidad o una colorística exuberante o al menos de contornos donde lo sensual tenga una generosa acogida.
En la pintura de María Aybar, nacida en la ciudad de San Pedro de Macorís, se pueden encauzar virtualmente varias de estas afluencias que, con coherencia profesional, la artista utiliza según la temática elegida.

Si quisiéramos “catalogar” su arte, nos encontraríamos en una difícil situación ya que pienso que no se puede clasificar una vertiente creadora de tan variado pensamiento y virtudes. Soy contrario a cualquier tipo de encasillamiento, pero con María Aybar resulta además imposible encadenar su inagotable inspiración a ninguna escuela o moda. ¿Acaso el espíritu puede ser enfrascado y otorgársele un eslogan como si fuera un producto comercial?

Me impresionan, en primer lugar, sus dibujos frondosos, de una armonía rítmica elocuente y que yo diría, arman su mejor concepción ideológica desde el punto de vista de una conjunción geográfica e intelectual. Allí se encuentran todos esos duendes que nos marcan el territorio más prolífico que lo sueños, de la vigilia y ¿por qué de las fantasías especulativas, donde según la aguda acotación del crítico León David, se sugiere “el caos inicial de la creación”.

Esa mística Venus Afrodita Sisebuta, hija del trópico, encarna visualmente la fecunda maraña vivencial de la naturaleza, asumida poéticamente en la serie que, no sin su dosis de humor osado, encara la artista. Me parece crucial a este punto reivindicar la procedencia dibujística de esta notable faceta de María Aybar, porque en el consenso de las obras actuales se deja ver una lamentable ausencia del dominio indispensable de esta disciplina, alimento y soporte de tantas obras maestras del arte a través de los años.

Ello le permite a María Aybar incursionar con igual probidad por el paisaje urbano, con destellos metafísicos y de rigurosa construcción o por sus bodegones, ya sean los mismos de una estructura casi clásica o con sintéticas formas voluptuosa imagen frutal, quizás parientes mediáticos de sus figuras femeninas de tan similares sensualidades.

En esta retrospectiva que genera la avidez de querer descubrir más obra de la pintora dominicana, pese a vernos ceñidos a un número limitado de sus trabajos, podemos perfectamente ubicar el grado de idoneidad y, lo que es más importante, la intensidad creativa que anima todos los senderos “que se bifurcan”, remedando a Jorge Luis Borges, como un jardín infinito.

Esta ductilidad de María Aybar me hace recordar a otro Borges latinoamericano, Jacobo Borges, el venezolano, por esa constante de un movimiento perpetuo orientado en función de un instinto creativo como norte indeclinable de su producción.

Fuera de los dictados tiránicos de las modas de hoy en día o en los postulados comerciales de fría ecualización, la apuesta del artista es el compromiso férreo con su arte que es decir con su vida, su garantía de autenticidad.

Borges relata muerte de Pedro Henríquez Ureña

(León David nos hizo llegar esta colaboración de la Embajada Dominicana en Buenos Aires)

Myithos Buenos Aires.- La Universidad Nacional de la Plata en Argentina, declaró “Profesor Ilustre” a don Pedro Henriquez Ureña, en el acto organizado por la Embajada Dominicana en Buenos Aires, para conmemorar el 122 aniversario del natalicio de quien fuera profesor del “Colegio Nacional de la Plata Rafael Hernández”. En dicho acto la encargada del departamento de literatura de la universidad honró la memoria del intelectual dominicano con la lectura de un relato fantástico que escribiera Jorge Luis Borges en memoria de Henriquez Ureña. En este relato Borges dice lo siguiente:

“El sueño de Pedro Henriquez Ureña”

El sueño que Pedro Henriquez Ureña tuvo en el alba de uno de los días de 1946 curiosamente no constaba de imágenes sino de pausadas palabras. La voz que las decía no era la suya pero se parecía a la suya. El tono, pese a las posibilidades patéticas que el tema permitiría, era impersonal y común. Durante el sueño que, fue breve. Pero sabía que estaba durmiendo en su cuarto y que su mujer estaba a su lado. En la oscuridad el sueño le dijo:

Hará unas cuantas noches, en una esquina de la calle Córdoba, discutiste con Borges la invocación del Anónimo Sevillano Oh Muerte, ven callada como sueles venir en la saeta. Sospecharon que era el eco deliberado de algún texto latino, ya que esas traslaciones correspondían a los hábitos de una época, del todo ajena a nuestro concepto de plagio, sin duda menos literario que comercial. Lo que no sospecharon, lo que no podían sospechar, es que el diálogo era profético.

Dentro de unas horas, te apresurarás por el último andén de Constitución, para dictar tu clase en la Universidad de la Plata. Alcanzarás el tren, pondrás la cartera en la red y te acomodarás en tu asiento, junto a la ventanilla. Alguien cuyo nombre no sé pero cuya cara estoy viendo, te dirigirá unas palabras. No le contestarás porque estarás muerto. Ya te habrás despedido como siempre de tu mujer y de tus hijas. No recordarás este sueño porque tu olvido es necesario para que se cumplan los hechos.

Dicha actividad contó con la presencia de la delegación diplomática dominicana encabezada por el Embajador dominicano Rafael Calventi, su esposa Maybé Sánchez de Calventi, Doña Sonia Henriquez Ureña, hija del fenecido intelectual y humanista dominicano, altos representantes del Cuerpo Directivo de la Universidad de la Plata, profesores y una multitud de estudiantes.

Con la presencia de la prensa argentina en el concurrido evento, que contribuyó a alimentar los lazos de confraternidad de ambos países, el Embajador Calventi declaró de suma importancia esta actividad para conmemorar a Don Pedro Henriquez Ureña, señalando, entre otras importantes cosas, que la significación intelectual del eminente crítico y estudioso dominicano era tan ampliamente aceptada que el famoso escritor Jorge Luis Borges, a quien Henriquez Ureña distinguió con su amistad, dejó escritas algunas célebres páginas sobre su vida y obra, a parte de que figuras del relieve universal de Ernesto Sábato y René Favaloro fueron alumnos y admiradores del maestro antillano y el último inclusive escribió un libro sobre la influencia del maestro en su labor académica.

Doña Sonia Henriquez Ureña, al recibir copia de la resolución decreto que declara “Profesor Ilustre” al insigne maestro y del legajo personal de su padre, dijo con evidente satisfacción y muy emocionada: “Con esto, se cierra una ciclo de la historia de mi padre”.

Buenos Aires, 18 de julio del 2006.

Memoria de la sangre

Luis Martin Gómez

Lo recuerdas, Martínez Martínez, aunque no quieras recordarlo, la mancha de sopa en el mantel te trae a la mente una imagen borrosa que se va aclarando poco a poco, como le sucedía a los televisores de los setentas mientras se les calentaban los tubos, es un charco, me dices con tu boca sin dientes y llegas a la Correa y Cidrón con Alma Mater, hay basura esparcida y neumáticos ardiendo, huele a gas lacrimógeno pero no te molesta, por el contrario, ese olor te pone en ambiente, te ayuda a meterte en tu personaje, habías dado la orden de no disparar, es cierto, pero tus muchachos se pusieron nerviosos con las pedreas y consignas, y ahí estaba, pantalón jean y tenis Campeón navegando en un río escarlata, no le miras el rostro, habías decidido no hacerlo para evitar las pesadillas, pero empleas un buen tiempo observando el charco, es un charco, repites temblándote el labio inferior en el que la emoción garabatea una mueca de temor porque has logrado recordar algo, tiene forma de pez, dices y dibujas en el aire lo que yo supongo son aletas, ¿de pez, eh?, pregunto mientras una de las monjitas del asilo te acomoda el babero para que la sopa no caiga esta vez sobre tu pijama azul desteñido que te hace ver a la vez tierno y abandonado, quién lo diría, Martínez Martínez, terminar tus días apaciblemente después de tanta tropelía, sin que nadie te reclame nada, aunque al mismo tiempo, qué pena verte llegar al ocaso olvidado por tus jefes y subalternos, tú, el hombre fuerte que rompió decenas de huelgas para defender al gobierno elegido mediante fraude electoral, el que hacía desaparecer a los revolucionarios que amenazaban la democracia que no toleraba disentir, el que no se dejaba ablandar por las súplicas de las madres de los estudiantes para que les devolvieras a sus hijos con vida, las monjitas se acercan para decirme que debo dejarte descansar, en verdad te ves desencajado, Martínez Martínez, de repente tu rostro ha perdido la paz del alzaimer, tu expresión refleja un tormento creciente porque empiezas a encontrar escenas perdidas, como aquella de los jóvenes que pintaban un letrero en la pared de la Independencia con Gómez, tus muchachos los cazaron desde los vehículos policiales sin siquiera hacerles la advertencia de rigor, uno de los asesinados por poco te tumba del puesto, recuerdas, antes de morir empleó sus últimas fuerzas para escribir con su propia sangre abajo balag, frase inconclusa y sin embargo completa que fue foto de primera página en los periódicos del día siguiente, el viejito te mandó a buscar y te rellenó como a un pavo, tuviste que prometerle acciones más contundentes contra esos comunistas, usted verá, su excelencia, los voy a freir en su propia salsa, y no le fallaste, Martinez Martinez, en menos de un año borraste del mapa a decenas de jóvenes sólo porque te parecieron sospechosos, ni siquiera se te salvó la esposa embarazada del sindicalista que logró burlar el cerco que le tendieron tus muchachos, qué rabia te dio que ese agitador de poca monta dejara a tus muchachos con ganas de disparar, entonces te desquitaste con su mujer, por supuesto que nadie creyó la fantástica historia que contaste a los medios de comunicación esa noche, ella fingió estar de parto para distraer la atención de mis agentes mientras el esposo se escapaba por la puerta trasera, la apresamos por complicidad, pero durante el arresto se produjo un forcejeo que provocó que a uno de los policías se le disparara accidentalmente el arma, lo recuerdas, Martínez Martínez, aunque no quieras recordarlo, la mujer te suplicó ayuda, no tanto para ella sino para el bebé que nacería dentro de pocas semanas, pero te quedaste mirándola como a un animal, como a una perra preñada atropellada por un automóvil y abandonada en la carretera, el hilo rojo salía del centro de su vientre y dibujaba un ave en el piso de la sala donde estaba tirada, es una paloma, me dices e intentas sujetarla manoteando ante los rostros de las monjitas que me exigen suspender inmediatamente la entrevista, le agradecemos que quiera ayudarnos con un reportaje para motivar a los donantes a enviar más fondos al asilo pero eso no le da derecho a molestar a nuestros pacientes, parece que no saben quién eres, Martínez Martínez, o mejor dicho, quién fuiste, yo sí te conozco, viví esa época de terror, reporté muchos de tus asesinatos hasta que tus presiones al dueño del periódico provocaron que primero censuraran mis trabajos y que luego perdiera mi empleo, después, cuando el asedio a la prensa se hizo insoportable, me refugié en organizaciones no gubernamentales para pasar desapercibido, no puedo olvidarlo pero por las noches, concluida la jornada de construcción de una escuela rural o la instalación de un acueducto comunitario, me invadía un sentimiento de culpa por permanecer semioculto mientras otros colegas pagaban con prisión, exilio o la muerte tu intolerancia, a veces me entraban ganas de abandonar mi escondite e ir hasta la radio provincial más cercana para denunciar tus crímenes, o al menos alquilar una guagüita anunciadora para condenar por el megáfono el baño de sangre que estabas provocando, pero no pude, estaba tan asustado que ni siquiera me atreví a colaborar con el grupo que me propuso distribuir pasquines clandestinamente, me consolaba intentando convencerme de que pronto pasaría todo y que rendiría un mejor servicio al país colaborando con instituciones no lucrativas, sin ser religioso ingresé a la pastoral social de la iglesia católica, sin ser ecologista me incorporé a los grupos ambientalistas que luchaban por la protección de los bosques, me ocupaba en tantas cosas diversas que apenas me quedaba tiempo para mí mismo, ahora que lo pienso, creo que era una manera de aturdirme, de tomar distancia de lo que estaba sucediendo, de evadir mi responsabilidad como periodista, me es imposible olvidar que llegué al extremo de evitar el contacto con algunos colegas que estaban señalados como enemigos del régimen y a los que volví a ver sólo por los periódicos, acribillados, o en fotos de archivo calzadas con el título Desaparecidos, o en el mejor de los casos, en el patio de la cárcel de la Victoria, enfermos, agotados por las torturas, así fue como sobreviví esos doce años, Martínez Martínez, en el anonimato, camuflado como un maríapalitos, después, como lo calculé, pasó todo, el nuevo gobierno decretó un borrón y cuenta nueva que me devolvió gradualmente al periodismo, pero no ya a la crónica política o a los asuntos policiales, sino al más apacible tema de sociales, esa componenda política también te premió a ti con una reincersión social sin traumas, aupada por los nuevos grupos económicos a los que convenía la paz disimulada, empecé a hacer reportares sobre tardes de té benéfico y cócteles conmemorativos en los que aparecías compartiendo despreocupadamente con damas rubicundas ataviadas con pamelas de flores y lentejuelas, no puedo olvidar, y cómo me duele, el reportaje que te dediqué cuando la Asociación de Esposas de Militares te premió como Hombre del Año por tu desinteresado apoyo al hogar de niños huérfanos Doña Edna, ni el otro que escribí sobre el reconocimiento que te hiciera el Congreso de la República por tus aportes fundamentales a la construcción de la democracia dominicana, después te perdí el rastro, Martínez Martínez, la misma sociedad que te subió al pedestal del prestigio social te fue ignorando poco a poco como al adorno costoso que sabemos que está en la sala pero al que nadie mira porque ya no es novedad, los premios y reconocimientos despertaron el celo de los militares emergentes que temieron tu reincorporación a las filas y tu posible designación en un puesto directivo, y así te fuiste perdiendo entre ausencias y olvidos, y mira dónde te he vuelto a encontrar, en un asilo de ancianos dirigido por monjitas que ahora me piden que no te moleste, que te deje tranquilo, que no altere la paz que no te mereces, quisiera aprovechar la ocasión para reivindicar mi cobardía estrangulándote con estas manos que no se atrevieron a escribir en tu contra, pero no puedo, Martínez Martínez; apago mi grabador, cierro mi cuaderno de notas, miro al suelo y veo un charco, es un charco, te digo, es un charco, repites, y miramos las consignas escritas con sangre que van apareciendo en las paredes, las gotas de sangre que empiezan a caer desde el techo, los chorros de sangre que penetran por las ventanas formando un río colorao que anega tu memoria y la mía, que nos ahoga en recuerdos.


Luis Martin Gómez, Santo Domingo, 1962. Periodista. Premio Nacional de Literatura Infantil, 2003; Primer Lugar en el Concurso de Cuento Virgilio Díaz Grullón, 2002; Premio Nacional de Cuento, 1999; Primer Lugar en el Concurso de Cuento Radio Santa Maria, 1995. Ha publicado: Mamá, a aquella caracola le está naciendo un mar, 2004; La destrucción de la muralla china, 2003; Juke-box di sogni (Vellonera de sueños), 2002; y Dialecto, 1999. Cuentos suyos han sido incluídos en antologías de Italia, España, Bulgaria, Bélgica, Cuba y República Dominicana.

Cuando la poesía nos une

Taty Hernández Durán


Con la idea de que la poesía es la más pura de las artes y en búsqueda de que este género de creación sirva de elemento unificador entre sus adeptos, se celebró el fin de semana comprendido entre el 25 y el 27 de agosto pasados la gran fiesta de la poesía dominicana: El IV Festival de Poesía en la Montaña Jarabacoa 2006.

Los organizadores del evento, que viene realizándose desde el año 2001 en este municipio montañés, originalmente invitábamos a unos cuantos amigos y amigas para que viniesen a compartir sus propuestas poéticas entre los pinares de la isla.

La voz dispersó la información de que cada año la montaña servía de espacio para los versos y la multitud quiso sumarse al grado de que para esta reciente versión asistieron alrededor de 100 poetas quienes por dos días compartieron en un ambiente de camaradería y amistad. A estos se sumaron los habitantes del municipio y cerca de 200 visitantes ocasionales que quisieron disfrutar y conocer al que se le considera el evento poético más relevante del país.

Las acciones superaron los objetivos trazados que se cumplieron enmarcados en un espíritu humano y sirvieron de punto de enlace para futuras relaciones de solidaridad tomando como base fundamental un programa en donde la poesía era el eje que guiaba los diversos encuentros distribuidos en recitales, conversatorios y por sobre todo en la recreación de las diversas temáticas, tratadas por los creadores, que versan desde la naturaleza, la cotidianidad y lo urbano hasta el pensamiento filosófico y el amor.

Este programa integró la creación de un vaso comunicante convertido en cadáver exquisito, la música y el cine con la realización de un encuentro de jóvenes y adultos escritores, un conversatorio sobre los retos del joven escritor con el Secretario de Estado de Cultura Lic. José Rafael Lantigua y un tours ecológico denominado "Los poetas versifican la montaña". El plato principal del evento fueron, entre otros, el performance “Salvation Army” de Rey Andújar, el recital de los novísimos de la poesía dominicana Homero Pumarol, Frank Báez y Gregorio Espinal y un Recital de Alta Poesía Dominicana en la Montaña, donde se escucharon textos de José Mármol, Ángela Hernández, Pedro Antonio Valdez, José Rafael Lantigua, Marivell Contreras, Fernando Cabrera, Noé Zayas, Mateo Morrison, Alexis Gómez Rosa, Basilio Belliard, León Félix Batista, Manuel Llibre Otero, Rannel Báez, Tomás Castro.

El IV Festival de Poesía en la Montaña Jarabacoa 2006 nos ha dejado un reto a partir de su realización. Un reto que nos lleva a pensar en su institucionalización, en su posible internacionalización y en acoger las diversas sugerencias de los asistentes a esta cuarta versión quienes desean continuar escuchándose sobre este fondo de verdes prominencias que es Jarabacoa, hacer mini talleres dentro del festival, propiciar un concurso que motive a los escritores de la montaña y a los asistentes al evento, editar una antología cuyo único criterio sea haber leído poemas en los espacios de voces poéticas, dejar más libertad a los poetas jóvenes y de ayer que abrazan los principios éticos y morales para que expongan su trabajo con naturalidad y sumar otras expresiones de las artes como la música y la plástica a esta gran fiesta de la creación.

Poemas de la Montaña
Piedra

Sentir la roca de tus manos
sedientas de vida.
Apartar el río que se desliza
en mí, torrente frío.
Esconder la puerta,
cubrirme de niebla

Te ablandas…

No! Imposible!

No eres más que piedra:
te desintegras,
te vuelves polvo

Intentas; logras vivir otra vez
pero es inútil.

Para mí, no importa cuantas formas tomes;
no eres más que piedra hecha polvo
que se une y desintegra
una y otra vez

(Tanya Badía, Jarabacoa)




Cuando no existan las ruinas

Cuando no existan las ruinas
no seremos cenizas,
tampoco archipiélagos.
No habrá caballitos de mar
aleteando en la arena.
Quedarán los deseos perennes
de sentarnos frente al Mar de Galilea.Nuestro espíritu buscará ansioso los laberintos
por donde Safo delineaba sus versos.Cuando no existan las ruinas
volveremos a ser piedras.
Trasladaremos las palabras
más allá del minutero. Volveremos a ser
ninfas, dioses o sirenas,
y se nos atragantarán las emociones
que nunca expandimos en el rugir del viento.Buscaremos exóticos objetos
que nos traigan los recuerdos de haber sido entes de constelaciones ya idas.Cuando no existan las ruinas
desaparecerán los corredores.
Ya nunca más veremos
el solsticio de invierno. La primavera será difusa y, posiblemente, en otros espacios otros
colores poseerán el arco iris.No habrá más gráficos para dibujar
los besos que enlazaron perfiles isotópicos
en nuestras pieles.Cuando no existan las ruinas
habremos abandonado los siglos.
Nuestros pasos transitarán
por la Atlántida o más allá de la guarida
que forjaron aquellos sueños.Habremos sido duendes o danzarines,
quizás hadas que no forjaron cuentos.
Cuando no existan las ruinas
sobornaremos la aurora.
En un manantial resurgirá el río escondido
y antes de desaparecer en la arena
un nido de rocas habrá refugiado su ruido.
Mas que nada seremos nosotros mismos,
los que nunca dejaremos de ser huellas.(Taty Hernández Durán)


Soy

Soy una mujer hambrienta de pieles que cubran mi rostro
Una más en este universo cargado de estrellas

Soy el alba que espera culpable la condena del tiempo
El río que huye de la lluvia
La libertad que se esconde debajo de cada grano de arena.

Soy inverno que se arropa de hojas
Para simular las lágrimas congeladas en el alma
Y los ojos de alguien que escapa de mí.

Soy el néctar de huesos calcinados
De hogueras que resplandecen en la noche
De cuerpos carcomidos por alucinaciones
De rostros que no tienen nombres.

Soy la tierra que abona el silencio
La miel que se diluye en los labios de la noche
La que se embriaga de amores sin estrellas.

Soy una calle sin destino
La lluvia infernal que se revuelca con la luz de unos ojos perdidos
La bestia que aúlla en tus pies
El fuego que congela tus besos.

Así soy una mujer hambrienta de pieles que cubran mi rostro.

(Yilenia Cepeda)

Veinte formas de mercadear las bibliotecas y estimular la lectura

Juan Freddy Armando
Director de la biblioteca República Dominicana


INTRODUCCIÓN

El modelo de lo que fue la Escuela de los Misterios de los faraones y su papiroteca, la biblioteca de piedras en la antiquísima ciudad de Ur desenterrada en la década de los 30 del siglo pasado, el Liceo de Sócrates o la Academia de Platón y Aristóteles, y la Biblioteca de Alejandría son ejemplos de lo que debería ser una biblioteca en este siglo que vivimos. Esas cinco grandes colecciones de conocimiento escrito fueron también también centros de actividades y discusiones que desarrollaron el saber. Con las discusiones entre los principales sacerdotes y sabios de Tebas y Tel El Amarna. Las observaciones de los sabios matemáticos de Media y Persia. Los astrónomos de la biblioteca que fundara Alejandromagno. Los maestros de la filosofía que conocemos se concentraron en el Liceo y la Academia socrático-platónico-aristotélica para debatir las enseñanzas, creando la democracia y las escuelas que inspiraron la existencia de los sistemas que posteriormente ha conocido la humanidad, en lo filosófico, religioso o político. Algo similar nos toca a nosotros, con mayor razón que ellos, porque vivimos la época del conocimiento, el tiempo en que la gran diferencia entre los países pobres y los ricos, los avanzados y atrasados del mundo, es la educación. De la cual la biblioteca es de las fuentes indispensables. En sus dos vertientes: sistemática y asistemática. Pues la biblioteca sirve a las escuelas básicas, medias y universitarias con su arsenal de conocimientos, lo mismo al autodidacta que no ha asistido a los centros escolares, para quien se constituye en su universidad informal. Pero hoy día, no basta que una biblioteca pública tenga allí sus puertas abiertas, sus estantes llenos de libros modernos y antiguos, sus mesas, empleados de servicio al público, comodidades ambientales para la lectura, audioteca, videoteca, etc. Así es casi nula. Es como si, por ejemplo, los productos que hay en el mercado estuvieran simplemente en las estanterías de los establecimientos sin promoción alguna. Serían casi nulos si no estuviesen acompañados –como están- por el arduo, planificado y sistemático trabajo de los mercadólogos y sus vendedores, la publicidad, el mershandising, la promoción en los puntos de ventas y otros recursos de la moderna comunicación persuasiva. Igualmente, esa biblioteca silenciosa y sus productos silenciosos, serían letra y presencia muerta. Los gerentes de la biblioteca de hoy están impelidos a hacer lo mismo que los mercadólogos: a usar los recursos persuasivos para atraer cada vez más usuarios. Han de promover sus productos, que son la expansión y penetración de los más altos valores humanos: la lectura, el conocimiento, la cultura, los principios morales que tienden a una amorosa relación inter-humana, el buen gusto artístico. En suma, fortalecer el desarrollo espiritual y material de los habitantes de su entorno barrial, citadino, nacional y mundial. ¿Y cómo pueden promoverse o "venderse" estos?

DARSE A CONOCER

Lo primero que necesita hacer una biblioteca moderna en un país con poco o ningún hábito de lectura es dar a conocer su existencia. Para lo cual no debe quedarse callada con sus libros, viendo pasar por la calle al transeúnte que la mira y sigue indiferente o al estudiante que apenas viene a sus salones, saca los datos que necesita para aprobar una asignatura escolar y no vuelve más. Requiere hacer actividades en sus salones, sus alrededores, en combinación con otras instituciones, para que los lectores sepan que existe, y si ya lo saben, que la integren a su vida. Seminarios, tertulias, conferencias, debates, cursos, juegos, intercambios académicos y libres, espectáculos artísticos, son actividades útiles que sirven como pretextos doblemente importantes para conseguir este objetivo: por un lado hacen que la gente venga a participar de esos eventos. Por el otro, la promoción publicitaria que se haga, con notas de prensa, invitaciones, anuncios de radio, televisión, afiches y otros. Así, mucha gente se entera de ellas, y algunos asistirán y otros recordarán que esa institución existe e irán luego a visitarla. Vendrán por esas actividades y luego descubrirán que hay allí muchas cosas más que le darán sabiduría y entretención, conocimiento y diversión.

RECURSOS QUE ATRAIGAN

Lo segundo es estar armada de los recursos tecnológicos que la hagan atractiva. Ello significa que ha de tener más que libros. También recursos auditivos para ofrecer formas de entretenimiento sabio, de diversión que enseñe. ¿Por qué no pueden los jóvenes y adultos ir a una biblioteca a oír música de calidad? Ir también a oír libros de los grandes escritores grabados a la manera de radioteatro, de modo que mientras pasan el proceso de desarrollar hábitos de la lectura alfabética, practiquen lo que yo llamaría lectura sonora.
Igualmente debe tener la biblioteca moderna recursos visuales donde la gente pueda ver clásicos del cine, entretenidos documentales educativos, ballets, óperas, entrevistas a escritores, con médicos, ingenieros, agrónomos, músicos, pintores. De este modo realizan su lectura visual.

MEDIOS DE DIFUSIÓN PROPIOS

Lo tercero es poseer y utilizar medios de difusión. Que se dedique no sólo a acumular libros que compre o le donen. También a publicar libros, revistas, folletos, sobre todo aquellos que por no ser de interés comercial, corren el riesgo de perderse o de dificultarse que lleguen a las manos que los desean y necesitan. ¿Y por qué no puede una biblioteca tener un programa de radio o de televisión, donde difunda arte, ciencia y entretenimiento con los que motive a la gente a visitarla?

IRSE A CASAS Y BARRIOS

Lo cuarto que se requiere es salirse de entre sus paredes. Irse al barrio que la rodea, aplicar el principio de que “Si Mahoma no va a la montaña, la
montaña va adonde Mahoma”. Es decir, realizar actividades y jornadas motivadoras de la lectura, tanto en los liceos, colegios, universidades, clubes, juntas de vecinos o cualesquiera otras instituciones o poblaciones metas que considere posibles para motivarlas a visitar sus salones o dejarse visitar por ella, a través de competencias de lectura entre las gentes de los barrios, a los que se les presten libros, realizar brindis que atraigan a la gente y ahí proyectarles videos, se les lean textos o se los haga escuchar material motivacional que amplíe sus horizontes culturales y los motive a concebir la biblioteca como algo tan entretenido como pasear por el parque o irse a un lugar de juego o deporte.

EDUCAR CON DEPORTES Y JUEGOS.

Lo quinto es dar un uso creativo a los deportes y juegos, convirtiéndolos en herramientas de difusión de conocimientos. Con salas de juego que atraigan a la gente, especialmente a los jóvenes y niños. Pero no cualquier juego, sino juegos inteligentes. Empezando por el ajedrez. Siguiendo con otros juegos en los cuales de forma entretenida puedan los visitantes conocer a los héroes de la vida de los pueblos, los líderes religiosos más destacados, escritores, científicos, deportistas y otras personalidades que hayan sido notables en aportar a los altos valores del desarrollo humano.

DESARROLLAR AUTOGESTIÓN.

Lo sexto que debe implementar la biblioteca es la autogestión. Por medio de ella, sin perjudicar a sus lectores, la convierte en un medio de obtener recursos propios, ya sea formando clubes de lectura especializados a los que se cobre una cuota por participar en ellos. También talleres de creatividad, intercambios con algunas empresas comerciales para patrocinio de sus actividades. Así mismo, otras actividades que los recursos que generen las reuniones y encuentros creativos de sus gerentes y comités de dirección colectiva. Pueden organizarse cursos de mínima especialización técnica o ampliación de las ya existentes.

TENER GERENTES CREATIVOS.

Lo séptimo es precisamente esto: la creatividad para generar ideas en sus directivos, de modo que se le busquen a la biblioteca otros roles y actividades adicionales a aquellos que la tradición y la sociedad le han destinado. Esto, siempre respetando estrictamente el espíritu y la mística que norman sus labores: manteniendo como norte la difusión de los más altos valores humanos que ya hemos mencionado.

ENSEÑAR LA CULTURA

Buscamos que la institución sea un centro de acción cultural, cubriendo los tres campos principales de la misma: arte, ciencia y tecnología. Los tres van hermanados porque interactúan y se reproducen unos a otros, e interdependen. Todo ello empleando la dialéctica del input y el auput. Es decir, jugando con llevar al conocimiento de los lectores las raíces de las creaciones del país, su folklore, sus aportes al acervo mundial y local, por un lado. Y por el otro, trayendo al ciudadano nacional la mayor cantidad posible de aportes internacionales, los cuales le servirán para comparar y valorar lo propio, al tiempo que es inflluenciado positivamente para enriquecer la ciencia, tecnología y artes nacionales.

TENER EL GANCHO DE MEDIOS LIGHT

El noveno se trata de tener en la biblioteca libros, revistas, discos, videos, que si bien no llegan a ser del todo inútil ni de contenido prohibido, sean de las lecturas y audios del gusto de la gente común que no acostumbra visitar bibliotecas. Se trata de los llamados paquitos o tiras cómicas gráficas tradicionales, discos de música comercial común y
corriente hasta cierto límite, que pueden servir de ganchos de atracción para que la persona visite la biblioteca buscando eso, y luego se tope con lo que nos interesa hacerle llegar. De ese modo cambiamos de forma paulatina su manera de pensar, sus intereses culturales y éticos, su hábito de lectura, al ponerlo en el ambiente donde están los textos y medios que verdaderamente los harán buenos ciudadanos, gente útil y aportadora de ideas que favorecen el desarrollo de nuestra sociedad.

EL PAPEL DEL ORIENTADOR DEL LECTOR

El décimo consiste en una invención nuestra que consiste en seleccionar a varias personas de un cierto nivel cultural y amantes de la lectura, quienes se convertirían en motivadores y orientadores del lector. Claro, en vez de tener nosotros una biblioteca con empleados que les pasan los libros que piden los usuarios, la biblioteca moderna debe estar abierta a que el visitante busque, ausculte, hurgue por el interior de los anaqueles, de modo que se encuentre con joyas cuya existencia desconocía hasta ese momento. De esa manera, se le aplica lo que ocurre en los supermercados, que uno va a comprar una botella, por ejemplo, de aceite de oliva extravirgen, y termina dando vueltas por entre los pasillos y góndolas y haciendo una compra gigantesca que uno no pensaba hacer al planear la visita al supermercado. En conjunto con esa libertad de visita y penetración del visitante por todas partes de la biblioteca, agregamos un nuevo empleado. Se trata de las motivadoras-orientadoras-guías del lector, las que se ocuparían de hacer en la biblioteca lo que hacen los vendedores en las grandes tiendas. Acompañan al comprador, le dan interesantes explicaciones sobre los productos que está interesado en adquirir, y al final, el consumidor se va agradecido porque le ayudaron a establecer de forma más clara cuáles son los productos que mejor se adaptan a sus reales necesidades, presupuesto, circunstancias, modas, gustos y necesidades.

LOS CLUBES DE LECTURA A DOMICILIO.

El onceno es un viejo recurso que a pesar de ser tan viejo, aún no se aplica en muchas bibliotecas en el mundo: el préstamo a domicilio de los libros. Obviamente, para que esto funcione de la manera más efectiva y productiva es necesario que no sea un simple préstamo individual en el cual se corre el riesgo de que los libros se pierdan y o no se les saque el máximo provecho a la comprensión y frutos de su lectura. Es necesario que funcione el préstamo a domicilio combinado con los clubes de lectura. Estos consisten en estructurar una base de datos con los lectores que visitan la biblioteca, que nos servirá para crear uno o varios clubes de lectura orientados por los motivadores, instruidos para esas funciones. Pueden formarse diversidad de clubes, acordes con los intereses de lectura de quienes visitan el establecimiento cultural. Funcionan como clubes de clientes de la biblioteca, con ciertos privilegios por pertenecer a él y con algunos compromisos de colaboración con la institución y sus actividades y metas.

SEMBRAR EN CAMPO FÉRTIL

El decimosegundo recurso: Los adultos ya están formados con determinadas costumbres difíciles de modificar. Pero los jóvenes, adolescentes y niños todavía son campo fértil donde sembrar interés por el conocimiento y la lectura, y transformar conductas, convertirlos en los lectores que el país necesita para que sean buenos profesionales y ciudadanos. Es decir, un trabajo que deben hacer las biblioteca públicas es crear, concebir, diseñar y desarrollar un plan dirigido al blanco de público principal que deben atraer las bibliotecas públicas: a los estudiantes del sistema educativo formal e informal: escuelas del Estado, colegios privados, organizaciones culturales, profesionales, y otras similares deben ser su principal público objetivo o audiencia meta. Los estudiantes de esos establecimientos deben ser atraídos a la biblioteca a través de jornadas de intercambio entre un colegio y otro, a través de los talentos que estos poseen llevados a la biblioteca. Sus teatros estudiantiles, organizaciones musicales, corales, poéticos, y otros, que se forman en dichas instituciones, podemos ponerlos a actuar en las biblioteca, en una suerte de intercambio con jóvenes de otros colegios y del público en general. Así mostrarán sus habilidades, mejorarán su autoestima y ampliaran su mundo social. Así conseguimos nuestra meta de que encuentren y amen los tesoros que tiene la biblioteca.
Y no sólo proponemos que se hagan presentaciones artísticas, sino también debates, careos, discusiones de temas de interés general, tertulias y otras actividades planificadas de manera que no se aburran, sino que vean a la biblioteca como una fiesta, una divertida fiesta del saber y del arte, de la ciencia y la técnica.

BIBLIOTECA EN LA RED

El décimo tercer recurso debió ser quizás el primero del que hablásemos. Consiste en colocar en la biblioteca a todas las bibliotecas del mundo, a través de colocar nuestros libros, documentales, audios, en la red de internet. De esta forma, nuestro acervo bibliográfico se multiplica al infinito, pues conseguimos que los libros de otras ricas bibliotecas estén al servicio de nuestros usuarios a través de una sala de internet rica y variada en la que nuestros textos pueden estar de forma íntegros en línea o pueden estar en catálogo.De este modo, incluso, desde su casa puede un lector acceder a nuestros libros, revistas, periódicos, etc. sin desplazarse hacia los salones. Ello representa una economía de recursos, rapidez en la circulación del conocimiento y la posibilidad de intercambios con distintos tipos de bibliotecas, universidades, organizaciones científicas o artísticas del globo. De este modo tenemos el planeta en nuestras manos, a la distancia de un click.

BIBLIOTECA DEL FUTURO

El décimocuarto modo de estimular la lectura, todavía no existe, pero lo preludiamos cerca. Se trata de la Biblioteca del futuro que la tecnología moderna hará posible. Hablo de que dentro de poco se verá en el mundo lo que yo llamaría la Biblioteca de Monedas. Consistiría en poner en los parques, plazas, paradas de guaguas o de trenes del mundo, unas pantallas en las que habría marcados distintos libros de interés cultural, como serían los clásicos. La gente marcaría el libro de su preferencia, indicaría el capítulo que desea leer en letras grandes y fáciles de visibilidad. Luego irá haciendo click para cambiar de página hasta terminar de leerlo. Podrían estar acompañados de gráficos motivadores alusivos a los temas desarrollados en el libro. Así, podrían leerlo varios si desean o uno en particular. Sería la verdadera biblioteca pública y abierta a toda hora, día y noche, de madrugada o al mediodía, disponible para que los que vayan a ese parque la aprovechen. También pueden estas pantallas tener cortos cinematográficos de interés artístico, científico o tecnológico, documentales, etc. de modo que sirva de autoservicio cultural. Algunos anunciantes pueden patrocinar estas y otras formas de íncitar a la lectura.
Esta modalidad de motivación a leer puede hacerse también de forma gratuita y continua colocando una o varias pantallas al frente de la biblioteca común, de modo que los transeúntes que pasen frente a la institución cuando ésta esté cerrada, puedan detenerse y leer mientras se comen un helado o toman un refresco o simplemente se interesan en leer un rato al cualquier hora de la noche.

BIBLIOTECA DE ESPERA: YA LLEGA!

La décimooctava manera de motivar la lectura, vendrá. Es otra modalidad de biblioteca que todavía no tenemos, y que tendremos dentro de poco. Es la biblioteca de lectura para los que esperan en las recepciones de las oficinas, en las filas de los bancos, oficinas de pago, de turnos para trámites burocráticos, etc. Puede tener dos modalidades: Una puede ser la de tener una pantalla electrónica de tamaño suficiente para que por ella vayan pasando textos que los que están en la sala del odontólogo, por ejemplo, mientras esperan, lean. Pueden estar leyendo unos cuentos cortos de Monterroso o Cortázar o unos capítulos de la novela Aura, de Carlos Fuentes, etc. O puede que dicha pantalla tenga la opción de que los presentes puedan seleccionar un texto preferido para leerlos en lo que llega su turno de consulta con el médico. Esto mejoraría el estado de ánimo de quienes esperan, ya que estarán tan entretenidos en muchos casos que hasta se olvidarán de que están esperando un turno. No se angustiarán porque el médico atiende a otro o el cajero bancario se tarde en el trámite con el cliente que lo antecede.


PREMIO AL MAYOR Y EL MEJOR LECTOR.

La decimonovena modalidad de mercadear la lectura consiste en el premio al mayor y el mejor lector. Al mayor lector quiere decir llevar unos promedios de páginas leídas y visitas realizadas en control estadístico de los usuarios, de modo que se premie -previo examen con distintas preguntas sobre libros registrados como leídos por el visitante- con regalos de libros, discos, viajes u otros artículos o servicios a quienes más libros hayan leído en ese período. Al mejor lector significa que, además del premio al que más libros leyó se premie al que mejor haya asimilado uno o varios libros, de entre los usuarios que la estadística marque como lectores de dichas obras. De esa manera se ofrece al visitante a las bibliotecas una ganancia adicional al conocimiento y entretención que recibe con su visita a sus salones.


BIBLIOTECA RADIAL, ESCRITA Y TELEVISIVA EN EL HOGAR.

La duodécima y última idea que se nos ocurre como mecanismo de estímulo a la lectura y promoción de las bibliotecas consiste en que el Gobierno de la República consiga que los periódicos dediquen un mes, por ejemplo, a una publicación por entrega de un clásico de las letras, que la gente pueda ir leyendo de día en día. Lo mismo podría ocurrir con la radio, en la que se pondría una hora determinada del día en que se pasaría la versión de audio, acondicionada con efectos de sonido que la hagan más atractiva, acercándose al concepto de teatro radial, para leer el libro de un autor clásico de modo que la gente pueda seguirlo capítulo por capítulo desde su casa, carro u oficina. Esto puede desencadenar un gran interés por este texto cultural, tal como he visto que ocurrió con radionovelas que la gente se desesperaba por seguir capítulo por capítulo hace unos años en nuestro país. Algo similar propongo para la televisión, en la que puede combinarse audio y sonido, para poner a unas voces de actores sonoros leyendo un texto de libro que al mismo tiempo pasa por pantalla, acompañado de algunas imágenes alusivas al tema del libro. Ahí podríamos dar a conocer a nuestros clásicos dominicanos y a los universales, de forma entretenida y sistemática y de fácil acceso para la gente desde su casa.


RETOS DE LOS DOMINICANOS.

Con estas veinte tareas, la biblioteca moderna mezcla el trabajo con el entretenimiento, que es la mejor manera de hacer que hombres y mujeres, niñas y niños, se interesen en visitarla e integrarla a su agenda de vida. Quizás en muchos países del mundo, ya esto que escribo sea cosa común y corriente en sus bibliotecas, y sus poblaciones estén más que motivadas a leer y disfrutar del conocimiento y la práctica de altos valores de conducta, pero en nuestro país, la República Dominicana, estamos en la fase inicial de esas jornadas, y este escrito busca ser un paso más en la dirección de conducir a nuestro pueblo al desarrollo material y espiritual.

El pintor de la calle El Conde

Sorayda Peguero Isaac

Lo he visto por estos predios desde que era una niña, haciéndose acompañar por el aire misterioso de almas conquistadoras y piratas que murmuran historias resucitadas de vidas antiguas, se acuesta en la acera de cualquier anden con el fantasma de la musa que enamoró su inspiración y que cuenta una leyenda urbana que hace mucho tiempoescapo con su cordura. Bajo el brazo guarda retratos a medias y en la memoria, el boceto de alguno que no terminó porque se le agotó hasta él ultimo trozo de papel que le quedaba. Trato de imaginar como eran las personas que caminaban por estas calles hace mas de 500 años, la gente que se sentaba en los viejos bancos de la catedral en busca de aliento para su fe, las damas refinadas llegadas del viejo mundo que se paseaban acompañadas por sus cortes contemplando maravilladas el gran descubrimiento que las trajo desde tan lejos. Me gustaría saber como eran los días cotidianos de los personajes anónimos cuyos nombres no aparecen resaltados con tinta fluorescente en mis abandonados libros de texto, esos de los que nunca se habla porque sus hazañas no están marcadas con una fecha que recuerde un gran acontecimiento, dueños de las manos indias y negras que levantaron estas paredes y caminaron por estas mismas calles, arrastrando el cansancio bajo suspies desnudos, igual que él. > Escogió esta ciudad con historia para pasearse de día y de noche, miradas ajenas a su mundo se posan sobre la apariencia de artista vagabundo que quizás le dejó la libertad de ser quien quiere ser sinasomos de remordimientos. Ahí está, sentado en un banco del parque Colón haciendo el retrato de tres aventureros que escudriñan la ciudad de piedras envejecidas, bóveda de sueños que se pintan con carbón. Él forma parte de este lugar y su magia atrayente, de las nuevas historias que se mezclan con las viejas y que transitan cada día por sus andenes, historias que vienen de aquí y de allá, su inspiración viaja con la brisa que mece las trinitarias de los balcones coloniales. Tras la puerta que nunca se cierra, en la calledel Conde de Peñalba, pasos peregrinos de todas partes se apresuran al encuentro de una aventura que desempolve los viejos secretos de este gran hallazgo y el tiempo se estaciona en la barba descuidada de aquel hombre solitario que algunos llaman loco. No se de donde havenido y he descubierto su nombre por la firma que ha dejado al pie de un dibujo que me acaba de hacer, para la gran mayoría no es mas que un desconocido, sin embargo soy incapaz de evocar el recuerdo deeste lugar sin que la imagen de su figura desaliñada deambulando porestas calles, aparezca en mi memoria como una interrogante que desprende un sutil aroma a misterio. Cuando las palomas se vuelvan aelevar hacia el otro lado de la catedral Santa María La menor, volveré a preguntarme otra vez, si en verdad sus pensamientos se asoman a los albores de la sin razón, o si esa imagen ausente no es mas que el disfraz de un hombre que eligió ser feliz a su manera, trazando líneas de rostros desconocidos a cambio de unas monedas quealimentan su cuerpo y sostienen pasión.

PLATON E INTERNET

Padre Jesús Hernández sdb
Director de la Biblioteca Antillense Salesiana

Hoy son tema común de conversación las apreciaciones dispares sobre el libro y el Internet. Casi todos opinan que el libro está cayendo en picada, para unos irremediablemente, mientras otros ven un remedio en el Internet.

Me permito una reflexión sobre este supuesto remedio. Internet no me enseña a resolver ningún problema matemático, pues cualquier situación es aplicación de un razonamiento de planteo, aunque sea el sencillo de la regla de tres. Internet no me enseña a redactar una página, por más que me presente mil datos inconexos, pues no me facilita ordenar sus contenidos. Internet no me mueve a formular juicios de valor estético, moral o religioso, por falta de principios supremos. La “red” no me desarrolla como persona, pues es hija de procesos cerrados. Internet va a saltos, por imágenes, por sentimientos, por rapidez, por resultados fáciles prefabricados.

En forma sencilla. La educación tiene como objetivo perfeccionar la persona. Los medios y procesos para alcanzarla están basados, por ahora, en el libro o en la máquina. ¿Qué criterio de valoración usaremos para preferir el uno al otro, el libro a la máquina o la máquina al libro?

Nadie ignora que la máquina es reina en la información, la comunicación, los negocios, en una palabra, en lo práctico; pero nada más. Mientras el libro llega a otras variadas dimensiones de la persona.

Termino con una pregunta sorprendente. Platón llegó a decir , en uno de sus mitos, que la escritura fue un regalo engañoso de los dioses, para empobrecer al hombre privándolo del ejercicio de la memoria y de la dignidad que esta le aportaba , pues la escritura facilitaría el acopio de conocimientos, no dentro sino fuera del hombre. ¿Qué diría de la máquina que , en vez de desarrollar mil capacidades, las atrofia reduciéndolas a sólo tocar una tecla?

Nota. Tómese el lector el placer de leer a un clásico de todos los tiempos. En el Fedro de Platón (274c-275e) el maestro Sócrates cita ampliamente una tradición de Egipto que narra cómo el dios Theuth, inventor de las artes, las presenta al rey Thamus, el cual, prudente, a propósito de la escritura se expresa así: “ Ahora tú, como padre que eres de las letras, diste por cariño a ellas el efecto contrario al que producen. Pues este invento dará origen en las almas de quienes lo aprendan al olvido, por descuido del cultivo de la memoria, ya que los hombres, por culpa de su confianza en la escritura, serán traídos al recuerdo desde fuera, por unos caracteres ajenos a ellos, no desde dentro, por su propio esfuerzo. Así que no es, un remedio para la memoria... Apariencias de sabiduría y no sabiduría verdadera procuras a tus discípulos.... [que terminan siendo] perfectos ignorantes, y serán fastidiosos de tratar, al haberse convertido, en vez de sabios, en hombres con presunción de serlo”...

ORBE PER VERSO

Fausto Leonardo Henríquez

Orbe Per Verso es un libro de Rannel Báez, Casa De Teatro, Sto. Dgo., Rep. Dominicana, 2002, galardonado con el Premio Internacional de poesía Casa de Teatro.
Báez dedica su obra –dividida en cinco partes bien diferenciadas- a los poetas radicales, temerarios y sin nobleza.

1. Órbita I: Movimiento de rotulación. Inicia con un ejemplar modo de ficción inspirado en el ratón de la computadora, cuya bola da vueltas sobre su propia panza. Es un símbolo del ego del poeta que descansa sobre sí mismo. Según el texto de Báez el ego impide ver la verdadera poesía. Dicho con otras palabras, la poesía que descansa en el orbe del ego del poeta es pura pirotecnia.

La poesía nació pura, pero al pasar de la palabra a la página fue contaminada, adulterada, violada. De ahí el Orbe Per Verso.

Baéz intenta demostrar que “la poesía no es humana”, esto es, que tiene un origen divino. Lo humano la hace impura y la pervierte. Una vez que la poesía pasa por el tamiz del poeta sufre la inexorable perversión de la palabra. De ahí que “la poesía existe antes de la huella”. La poesía, pues, existe antes de la palabra. Su aterrizaje en el papel transmuta su pureza, pues las palabras son “inventos rivales”.

La poesía no se inventa ni se construye, se crea. En esa creación, piensa Báez, poesía y poeta entran en un duelo feroz y encarnizado. Aquélla lucha por su reino limpio, no pervertido, y éste trata de someterla: “La poesía es un duelo tú armado y ella desnuda”.

En el orbe sin poesía la poesía se hace vuelo, huida: “El orbe no tiene poesía. Su rotación perversa me cabe en el ojo”. La poesía no se circunscribe al orbe del yo del poeta, pues “está en todas partes, fuera del hombre”.

Báez intenta hacer ver que el verdadero problema de la poesía es su aparición en “la palabra mortal”, pues en ese proceso se pervierte y, en consecuencia, huye del hombre que intenta atraparla.

2.- Orbita III: Movimiento de aliteración. En esta segunda parte Báez pretende dar su visión de lo que es la poesía. Sólo en esta órbita he podido contar veinticinco intentos de definición de lo que es poesía, algunos de los cuales son un ingenioso destello de la imaginación. Ejemplos, la poesía es: la tronera por donde salgo, horno donde se quema el porno y la rutina, pigmento de ti cuando no eres tú, disgusto dulce, cable tragado por la boca, etc.

La obra en cuestión está transversalmente atravesada por la desacralización de vocablos religiosos para darle una nueva, fresca y atrevida lectura, cuyos valores semánticos el lector atento podrá percibir. Es sorprendente la gran cantidad de vocablos extraídos de la liturgia y credo judeo cristiano. He contado cuarenta y dos palabras, muchas de las cuales se repiten a lo largo y ancho de la obra.

3. Órbita III: Movimiento de secreción. De nuevo Báez se ensaña en una dura crítica contra los que se ufanan de poetas: “Si dices que eres poeta te diré de qué alardeas y de qué careces”.
Báez trata de demostrar que la poesía se pervierte por la secreción de un verbo hinchado de orgullo y exhibicionismo de aquellos que se dicen y creen la encarnación de las divinidades.
Cuando el poeta hace alarde de su numen deviene la perversión del poema y la poesía se hace inasible. La poesía limpia no nace de la apariencia ni de la fanfarria: “La razón es a la poesía lo que tú eres a tu yo”. Para Báez la secreción del poeta que posa y teje palabra no hace más que circo, comedia pervertida de la verdadera poesía: “Es la poesía sin aire ni alturas”. La poesía genuina huye del ego como un pájaro. El ego poético hace demagogia de la poesía: “La poesía es como el vacío del caracol”.

El temblor de la poesía posee al poeta, lo sacude desde dentro. La gran diferencia entre el poeta creador y el fanfarrón es que el primero escucha la poesía como “mar en murmullo”, mientras que el segundo posa y escribe una poesía cosmética pervertida sobre el papel.

El poeta creador es asaltado por las musas y separado de toda clase de fetiches y engreimiento. En este sentido, sentencia Báez, “la poesía descubre al hombre pero no la poesía. Está en cada clima del orbe perverso en tus chuipes y secreciones”.

4. Órbita IV: Movimiento de Transacción. Nuestro autor se enfrenta en esta órbita a todo lo que no es poesía, a la poesía muerta, pues la poesía auténtica es “filo y granero”, “bumerán sesgando el horizonte”.

La poesía no admite la hipocresía, que es una forma evidente de perversión. En este orden, puedo recordar con perfección la visión de poesía de Pedro José Gris, quien sostiene que la poesía es una “revelación de verdades interiores” que fluye del alma a modo de visión o percepción metafísica o vivencia espiritual. Esta génesis de poesía interiorista no es cerebral, sino trascendente.

La poesía da sentido al orbe. Sin poesía, que siempre está por encima de lo humano, que pervierte todo cuanto toca, este orbe sería un caos. Es la poesía la que libra de toda perversión. El orbe necesita de la poesía, pues ella nos libra de lo perverso: “Sin poesía en el orbe lo perverso me contagia”.

Con la poesía no se juega ni se experimenta. Ella está a salvo en su orbe, pero aun y a pesar de la palabra –que siempre es corta y deficiente para decirla en toda su revelación- y del ego del poeta, ella se abaja y se hace presencia, para decirlo octavianamente.

Báez sentencia esta órbita diciendo que “la poesía está catorce vapores más allá del carbono fuera del laboratorio inmune a los experimentos del fanático y espejuelazo experimentador de barbaridades”.

5. Órbita V: Movimiento de perversión. La poesía se crea con imágenes. Pero es muchísimo más que imagen, es “revelación de verdades interiores” (Gris). El lenguaje cotidiano o común tiene que sufrir en poesía un salto cualitativo que lo diferencia del lenguaje periodístico o convencional. La poesía trasciende el uso común de la palabra. No se puede crear poesía sin poesía: “La perversión es la órbita sobre el polo de tu sien y el eje sin discurrir sin poesía”.

Otro modo de perversión de la poesía acaece cuando pasa por el cedazo de género, el plagio y el simple metaforizar. Hay quien puede ser un profesional de la imagen poética y hacer poesía y versificar a granel, pero eso es una perversión: “La placenta del poema tiene un ombligo sin manía ni fetiches”.

En Orbe Per Verso hay una tácita repulsa contra los poetas que se creen dioses y aceptan la adulación como consuelo. La crítica es dura: “Los poetas endiosados por el puerco por el vecino adulador fabrican versos con palabras violadas… consumiendo dádivas y homenajes de trampolín”.

Para Báez “la poesía nunca da la cara al perverso” porque éste la contamina. A pesar de la existencia de poetas perversos y pervertidores de la poesía, el orbe no puede menos que expedir versos: “El orbe sin versos es un círculo cuadrado”.

La agudeza de nuestro autor es tal que, en sus órbitas contra toda perversión de la poesía, logra dar geniales aletazos creativos: “La poesía es ponerle cedazos al recipiente de la angustia”. Y como ese, muchos.

En suma, el orbe de la tierra “sin poesía transmuta y envejece”. De ahí que “un segundo sin poesía es suficiente para la decapitación”. El orbe no puede existir sin poesía, la cual se ve afectada por “el chantaje de sus secuaces eruditos y voraces”.Para escapar del orbe perverso es preciso una de dos: “O eres hombre con la palabra o eres poeta sin imagen ni semejanza con la literatura de un dios inmortal”.

40 años soplando en el viento

El tema de Bob Dylan “Blowin´ In The Wind” ha cumplido cuatro décadas

María Ligia Grullón
Directora del grupo de teatro 37 por las tablas

Mitos, Santiago.- Elevada a los altares en los 60 como emblema de la protesta contra Vietnam o a favor de los derechos civiles, utilizada por la iglesia católica española en los años 70 y 80, la canción más famosa del excepcional compositor estadounidense salió a la venta dentro del álbum The Freewheelin’ Bob Dylan el 27 de mayo de 1963. Lo crean o no, Bob Dylan ha sobrevivido a Blowin’ In The Wind. Con ella, al igual que con muchos de sus temas, ha mantenido una relación de amor-odio lógica en un cantante que, excepción hecha del periodo 1967-1973 y de los años de 1977, 1982, 1983 y 1985 sale de gira todas las temporadas, por el todo el mundo. Sin ir más lejos, desde 1988, sus conciertos rebasan ya la cifra de 1.500 (1.530 exactamente). Y Blowin’ In The Wind desaparece o retorna a su repertorio según le apetezca a un artista con cerca de 500 canciones registradas, 100 de las cuales pueden ser consideradas, como de hecho lo son por sus seguidores y por decenas de músicos legendarios, de absolutas obras maestras.

Pero ese es otro artículo o, más acertadamente, un compendio de los millares de libros que se han escrito acerca de su obra y vida. Cualquiera que sepa algo, por poco que sea, de Dylan, sabe que Dylan es infinitamente más que Blowin’ In The Wind e infinitamente mejor que Blowin’ In The Wind, pero también es un hecho que si Bob Dylan se hubiera muerto el 10 de julio de 1962, al día siguiente de la grabación del tema, Blowin’ In The Wind seguiría siendo una gran canción y posiblemente su camino hubiese sido similar al que ha llevado, camino en el que Dylan poco o nada ha tenido que ver, especialmente en España, donde hasta el más pintado con 25 años o más la asocia con ir a misa, sin el permiso de Dylan, por supuesto, que él se enteró (si se enteró) después de que adoptaran su melodía (que no la letra, ya que ésta viene de un autor inglés llamado R. Anthony). El hecho cierto es que la canción se le apareció al joven Dylan, todavía Robert Allen Zimmerman (el cambio legal de nombre se produjo el 9 de agosto de 1962), en abril de 1962, a punto de cumplir los 21 años y con un disco en el mercado que apenas llevaba un mes y que vendió en el primer año la ridícula cifra de 5.000 copias.

Curiosidades

- La canción protesta por excelencia de los 60, aunque el propio Dylan se ha hartado de repetir que esa etiqueta no la puso él, como otras mil que le han puesto, sólo fue interpretada por su autor, al menos en los conciertos que permanecen documentados, 11 veces en la década de los 60, en tres ocasiones en 1962, antes de que fuese publicada oficialmente, y en 8 en 1963, la última el 26 de octubre de 1963. Su siguiente interpretación no llegó hasta el 1 de agosto de 1971, con motivo del Concierto Benéfico por Bangladesh. El primer año en el que realmente el tema aparece prácticamente en todos los conciertos es 1978, cuando la interpreta en 111 de los 114 conciertos que da. Al año siguiente, no la toca en ninguno de los 26 conciertos que ofrece.

Desde entonces, ha tenido una presencia relativamente constante en su repertorio (Dylan llega a cantar hasta 110 o 120 temas distintos a lo largo de un mismo año), menos en el periodo que va de 1993 hasta 1997 inclusive, cuando sólo la tocó en 9 de los 477 que ofreció. Por dar una cifra exacta, desde el 7 de junio de 1988, cuando empieza la denominada Gira de Nunca Acabar (The Never Ending Tour, aunque Dylan insiste en que ya acabó, pero su constancia interpretativa hace que casi nadie le llame a la gira de otra manera), Dylan ha actuado en 1.530 conciertos propios (a una media de 100 por año) y Blowin’ In The Wind ha sonado en 610, lo que supone un 40% de presencia.

- Bob Dylan no cantó Blowin’ In The Wind el 28 de agosto de 1963 en la célebre Marcha Sobre Washington a favor de los derechos civiles, el día que Martin Luther King ofrece su celebre discurso. Sobre el monumento a a Lincoln, eligió With God On Our Side y Only A Pawn In Their Game.

- Bob Dylan actuó el 27 de septiembre de 1997 en el Congreso Eucarístico Mundial que tuvo lugar en Bolonia (Italia). El Papa Juan Pablo II, que asistió al mini concierto desde un escenario más elevado que el de Dylan, expresó en un discurso previo su deseo de que Dylan cantara Blowin’ In The Wind. Dylan no la cantó y se decantó por Knockin’ On Heavens Door, A Hard’s Rain Gonnal Fall y Forever Young. Muchos rumores bien documentados hablan de que Dylan cobró alrededor de 70 millones de las antiguas pesetas por semejante aparición.

- Las versiones registradas conocidas y publicadas en album o single sobrepasan las 300, concretamente 375 en el 2002, con versionadores como los Beatles, Elvis Presley, Marlene Dietrich, Duke Ellington, Sam Cooke, Neil Young, Bruce Springsteen y cientos más.

- El propio Dylan explicó en una ocasión a Cameron Crowe el proceso de Blowin’ In The Wind: “Solamente fue otra canción que escribí, al igual que todas las canciones que estaba escribiendo en aquella época. La escribí en 10 minutos en un café al otro lado de la calle del Gaslight. Aunque creía que era especial, no sabía hasta que punto. La escribí para aquel momento, ya sabes.

Recuerdo que me encontré a Peter, de Peter Paul and Mary, en la calle, después de que ellos la hubiesen grabado.’Hombre,’ dijo, ‘vas a ganar 5.000 dólares.’ Y yo dije ‘¿Qué? ¿Cinco mil dólares? Cinco mil dólares eran como un millón en aquellos tiempos. Él dijo, ‘Eres increíble.

Realmente ha sido un gran éxito.’ Por supuesto yo había estado tocando la canción durante un tiempo y la gente siempre había respondido de una forma positiva, por no decir más. El dinero nunca me motivó a la hora de escribir algo. Nunca escribí nada con ‘esto va a ser un éxito o alguna otra actitud de ese tipo’. De todos modos, yo no soy tan listo”.

El letrado combatiente (1)

Roberto Cassá
Director del Archivo General de la Nación

Nacido en Tamboril, logró su primera formación en el entorno de Santiago de los Caballeros, donde se reverberaban pequeños círculos culturales estimulados por las ansias de reinvindicación regional. Antes de su primera salida a Cuba, en 1858, cuando tenía unos veinticinco años, no parece haber tenido participación política. A lo sumo, como consigna Andrés Blanco Díaz en la Cronología, publicó algunas poesías en la prensa capitaleña. Se desempeñó como secretario de Juan Luis Franco Bidó, una figura de la política regional del Cibao antes de la Anexión a España. Firmó el manifiesto de la Revolución del 7 de julio de 1857, que depuso a Buenaventura Báez, pero no parece haber desempeñado ningún puesto de relieve en el efímero orden cibaeño.

Tal vez descontento por la forma en que Pedro Santana aplastó ese intento liberal y regional fue que decidió emigrar a Cuba en la segunda mitad de 1858. Y, aunque no se conocen demostraciones suyas de adhesión al orden colonial español, residiendo en Santiago de Cuba, su invariable segundo Santiago, se mostró insensible a la guerra de la restauración llevada a cabo por sus compatriotas. Empero, ubicado en el Oriente de Cuba, cuna de la lucha nacional cubana, definió posturas contra el colonialismo hispano, tomando parte en la Guerra de los Diez Años en posiciones de responsabilidad política, al lado de figuras cimeras, como Máximo Gómez, Carlos Manuel de Céspedes y Donato Mármol.

Desde entonces, Cuba constituyó para él una segunda opción de vida, aunque solo tuvo una participación política significativa, hasta donde es conocido, a lo largo de la primera mitad de la mencionada guerra, cuando formaba parte del Estado Mayor de Gómez y luego fue escogido como diputado. La experiencia debió ser definitiva en su formación, por lo cual, como resultó común entre aquellos combatientes contra el colonialismo, abrazó concepciones democráticas radicales. No está claro por qué abandonó Cuba en medio de la contienda, aunque quizá tuvo relación con la muerte de Mármol y las dificultades del presidente Céspedes que llevarían a su muerte.

Poco después de su retorno a República Dominicana se produjo la caída del régimen de los Seis Años de Buenaventura Báez. La nueva situación política le abría la perspectiva de incidir en los asuntos públicos de su patria y, en particular, de Santiago de los Caballeros, “su patria dentro de la patria”. En la capital cibaeña asumió las funciones de iniciador de miras y prácticas sociales. Participó en la fundación de escuelas, clubes culturales y bibliotecas. Su hechura más importante fue la Sociedad Amante de la Luz, desde su mismo inicio una institución cultural de primer orden en la vida social de Santiago.

Esas instituciones sirvieron de plataformas desde las cuales De Peña y Reynoso lanzó una propuesta global de reestructuración de la vida nacional. Inicialmente colaborador del presidente Ignacio María González, quien había dirigido el derrocamiento de Buenaventura Báez, con bastante prontitud De Peña entró en conflicto con su orientación autoritaria, en retrospectiva nada sorprendente pues había sido uno de los prohombres de los Seis Años en el Cibao. González creó una nueva corriente política, el Partido Verde, en el fondo un desprendimiento del conservador Partido Rojo, acaudillado por Báez, hasta entonces de una preponderancia arrolladora entre élites y masas. El liberal Partido Nacional, o Azul, seguía sumido en una posición débil, y e tocaría a Gregorio Luperón deslindarse en lo adelante como su líder indiscutible.

De Peña se propuso contribuir a conducir al poder a los liberales. Cumplió este cometido como nadie, pues en realidad no había tal partido, y la posición de Luperón seguía siendo bastante marginal en la política nacional. Ante esto, De Peña concibió la creación de una entidad cívica con capacidad de convocatoria de toda la ciudadanía para poner en práctica un programa democrático. Surgió así la Liga de la Paz, que terminó levantando un acto de acusación contra el Presidente González, por violación de la legalidad constitucional, en medio de una movilización cívica urbana sin precedentes en el país. Este movimiento, que fue conocido como La Evolución, tuvo su cenit en enero de 1876 y, a pesar de no contar con medios militares, no pudo ser anulado por el presidente y sus secuaces.

De Peña fue el orientador de ese movimiento cívico urbano, aunque en él participaron otras figuras de la corriente liberal, entre las que sobresalieron Alfred Deetjen y Máximo Grullón, ambos íntimos de Luperón. Tal vez estos acompañantes, ambos comerciantes, carecían de las condiciones intelectuales para enunciar un proyecto intelectualmente elaborado, pero lo que se deriva es que el Partido Nacional no existía como formalidad y explicaba el protagonismo de De Peña y Reynoso.

Los acontecimientos se desencadenaron a partir de la conminación que hizo llegar el gobierno, mediante comunicación del 21 de enero de 1876, para que De Peña se presentase en la ciudad capital, prácticamente en condición de detenido. Al negarse a acatar la orden, abrió una situación inédita de confrontación entre el estamento citadino de Santiago y el gobierno. Por lo que se puede inferir, la Liga de la Paz, el instrumento de cuestionamiento de las ejecutorias gubernamentales, obtuvo la confianza de comerciantes santiagueros con incidencia político-social. Seguramente la disidencia contra el Presidente González contenía un matiz regionalista, al tiempo que se asociaba a una demanda de respeto de los cánones institucionales, por cuanto la inobservancia de los mismos formaba parte del modus operandi de la burocracia capitaleña, siempre extractora de excedentes económicos del Cibao.

Esto explica que, aunque el movimiento de La Evolución estuvo animado por políticos azules, en realidad traducía una disposición de intervención política de la generalidad de los sectores medios y superiores de las ciudades cibaeñas, con excepción sobresaliente de los comerciantes extranjeros, especialmente catalanes, consistentemente conservadores. Los acontecimientos de Santiago coincidieron con la agresión de que fue objeto en Puerto Plata Gregorio Luperón por parte del gobernador Francisco Ortea. Inmediatamente, los prohombres de la capital cibaeña emitieron un documento de solidaridad con el caudillo azul. En este contexto, la Liga de la Paz lanzó una Acta de Acusación contra el presidente González, el 27 de enero, documento que marcaría las pautas de los objetivos.

Se aducía en el Acta que, de acuerdo a la Constitución, el presidente era responsable de sus actos como empleado público. Se le acusaba de desconocer la Constitución de 1874 y, por consecuencia, erigirse en dictador, negar los derechos civiles y políticos, usurpar la soberanía popular y propiciar la corrupción como medio de control político. Se proclamaba asimismo que el movimiento era progresivo, por cuanto se amparaba en la defensa del derecho constitucional.
La Evolución se declaró exenta de partidismo político y, en documentos siempre redactados por De Peña y Reynoso, proclamó el saludable final de los partidos personalistas. En todo momento el conglomerado contestatario declaró su propósito de evitar la guerra civil, como expresión de su rechazo del caudillismo y de su proyecto de instaurar una sociedad democrática. Tal tesitura explica que fracasase el propósito del presidente González de aplastar la disidencia. El conglomerado citadino constituyó un Comité Constitucional Acusador, con representantes de Santiago y de las comunes circundantes. Este organismo terminó constituyéndose en una Junta Constitucional Ejecutiva con prerrogativas gubernamentales. Apenas hubo escasos combates para que González tuviese que retirarse y presentar renuncia, tras lo cual fracasaron los intentos de caudillos por imponer una solución. El desenlace del episodio conllevó la convocatoria a elecciones.

En dos años, pues, se había conformado un estado de opinión en Santiago y en otras ciudades cibaeñas que denotaba el predominio en ellas de los liberales. Se trató de un giro decisivo de la historia nacional, a partir del cual el liberalismo se tornó ya opción de poder, fortalecida por su asociación con objetivos largamente deseados por sectores ilustrados, como la centralización estatal y las funciones de fomento al capitalismo que debía cumplir un estado fuerte. Ahora bien, el camino para esa opción no estaba despejado, puesto que se interponía una estructura caudillista. La divergencia de intereses reflejaba patentemente el conflicto entre campo y ciudades a través del contraste entre el proyecto de modernización de la intelectualidad y sectores mercantiles y el interés primario de los caudillos.

En realidad de tal contexto y de la propia naturaleza del proyecto modernizador se derivaba la funcionalidad de un nuevo orden autocrático, de lo que sobrevendría, a posteriori, la degeneración del liberalismo, pero en el interin se planteaba la realización de una política democrática. Fue lo que aconteció con la elección de Ulises Francisco Espaillat, por abrumadora mayoría, a la presidencia de la República, en abril de 1876. De Peña no tenía aspiraciones y no era un hombre de partido, pero su sentido del deber lo obligó a participar en el gabinete de su compueblano.

Su papel de mentor de La Evolución y la posición ministerial en el gobierno de Espaillat constituyeron los momentos cimeros de la prolongada trayectoria de De Peña y Reynoso. Lo fueron tanto en la acción como en la exposición de ideas, habida cuenta del sentido práctico con que lo hacía. Se propuso la construcción de un orden democrático impecable desde el punto de la legalidad institucional pero también en el ámbito de lo social. La acción pública contestataria y la de gobierno fueron por igual producto de la maduración de concepto, en medio de la práctica social de los dos años previos. Sorprende cómo en medio de un contexto tan difícil para la concreción de los objetivos perseguidos, De Peña se mantuviese incólume en la observación de los principios legales. Le valió ello la acusación de iluso y hasta el fardo del fracaso del gobierno de Espaillat.

(1) El autor autorizó a reproducir. Algunos fragmentos de su ensayo del mismo título que aparece publicado en las páginas 13-23 del volumen “Escritos Selectos Manuel de Jesús de Peña y Reynoso”, Andrés Blanco Díaz, Editor, imprenta Amigo del Hogar, 2006.

El último decreto del gobierno y la literatura nacional

El último decreto del gobierno y la literatura nacional

Manuel de Jesús De Peña y Reynoso
Artículo publicado en el periódico “EL PORVENIR”, el 12 de junio de 1880

Es un principio ideológico que el progreso intelectual y moral de los pueblos se desarrolla a la sombra de la paz. Las contiendas civiles, la guerra bajo todas sus formas, subvierten el orden social, destruyen todos los gérmenes de progreso y producen la confusión en los ánimos. Estos, desalentados y entristecidos, pierden la calma necesaria para las especulaciones científicas; sobreviene la esterilidad intelectual, y esto produce estacionamiento o retroceso en el orden moral.

La historia de las letras presenta, es cierto, algunas excepciones a esta verdad, las cuales podrían demostrar que, a semejanza de la creación material, la creación intelectual puede nacer también del caos. Prueba de ello es La Divina Comedia del Dante, concebida entre las convulsiones de la anarquía que desgarraba las repúblicas italianas a fines de la Edad Media. Pero esta misma excepción justifica el axioma arriba sentado, pues ha habido muchas repúblicas anarquizadas desde el siglo XIV, y no ha surgido otro Dante, porque es distintivo del genio nacer fatal o providencialmente lo que es, decir, genio en todo tiempo y lugar. Prescindiendo, pues, del móvil oscuro que inspirara la obra del gran poeta Florentino, cuya indagación no es de este lugar, afirmamos de nuevo que las tempestades políticas turban la atmósfera intelectual de los pueblos, alejan la serenidad indispensable para la producción literaria.

Ni tampoco se nos objete que los desencantos políticos que producen las borrascas sociales son provechosos al florecimiento de las letras, porque la paz artificial que produce el aislamiento no podrá ser nunca tan fecunda como la paz natural que proceda de la tranquilidad pública.

Es también un principio económico que el progreso material favorece el desarrollo de las letras, cuando el estado de prosperidad general crea vagar suficiente al sabio y al artista para que estos puedan dedicarse a sus nobles tareas sin preocupaciones mezquinas y aun puedan cifrar su propia subsistencia y la de sus familias respectivas en el cultivo de las ciencias y las letras, entonces éstas florecen, y se despierta la afición al estudio, porque se les da su verdadero mérito a las obras de ciencia y de arte, y el hombre que distribuye a sus semejantes el pan del alma, o sea la instrucción, no se ve expuesto a carecer del pan material para conservar su vida. Ahí está la historia para demostrarnos que el siglo de oro de todos los pueblos que han dejado una estela luminosa en el campo de las letras no se ha producido sino después que las guerras de conquistas o de organización interior han hecho que el bienestar general permitiese a los hombres de ciencias y de letras dedicarse con provecho al cultivo de las mismas, y que pueblos y gobiernos tuvieran para los que sobresaliesen en la noble contienda del saber aplausos, coronas y vida regalada. Tal fue el siglo de Pericles en Grecia, el de Augusto en roma, el de Luis XIV en Francia, el de Carlos V en España, en cuyo renacimiento literario no tuvo poca parte el oro extraído de las minas recién explotadas en La Española y el continente americano.

La República Dominicana cuenta apenas 37 años de vida, y en medio de las agitaciones periódicas que han señalado lo que bien podríamos llamar no su infancia, sino su lactancia política, ni ha podido brindar la quietud suficiente a las inteligencias para apacentarse en los plácidos campos de la idea, ni los aficionados a las letras han hallado estímulo y protección suficiente para poder emanciparse de las ineludibles necesidades de la vida siguiendo la estrella de una vocación literaria.

No es de extrañarse, pues, que en medio de una vida tan agitada por conatos infructuosos para establecer el necesario equilibrio entre los deberes y derechos de los ciudadanos y por reacciones criminales contra su autonomía política, la República Dominicana no haya alcanzado el progreso intelectual y moral de las demás repúblicas, de la América Latina, que nacieron con el siglo. De aquí que su literatura sea tan pobre, comparada con la de la misma Haití y la de otras repúblicas latinoamericanas que hablan nuestro idioma y proceden del mismo origen que nosotros.

En medio de las convulsiones sociales y políticas que le han legado la dominación de uno de los pueblos más atrasados de Europa y de la del menos adelantado de América, apenas si su prensa pobrísima de elementos intelectuales y materiales ha editado algunos periódicos políticos literarios que han principiado a educar e ilustrar las masas; apenas si se han dado a la estampa alguna que otra obra de texto imperiosamente reclamada por la carencia de ella en nuestras escuelas y de composición deficiente, aunque meritoria, merced a las circunstancias; apenas si de vez en cuando la poesía nacional, en un arranque de lirismo, ha brotado destellos de luz en el entusiasmo de un triunfo contra hermanos, o lanzado desde playas extranjeras un suspiro hacia el hogar perdido, o un elogio apasionado del ídolo del día, o un anatema al vencido de siempre. Todo esto, como para explicar con las vicisitudes de nuestro pasado las luchas del presente y las glorias del porvenir, todo, como para demostrar que el genio nacional no había muerto...

Excepciones ha habido, algunas de ellas muy honrosas; ingenios privilegiados y fecundos han compuesto obras de gran valimiento, y no han tenido los medios de publicarlas. Una de ellas, que constituye el más alto timbre de gloria literaria para Quisqueya, las Poesías” y al concurso generoso de varios dominicanos aficionados a las letras e interesados en dar a conocer una de las más puras glorias nacionales simbolizada en la Ureña.

Esto, sin embargo, no justificaría al Gobierno de permanecer indiferente al fomento de la literatura nacional, cuando todos nuestros elementos de cultura y progreso se agitan en esta era de renacimiento moral; más allá de nuestro horizonte, el mundo antiguo obedece al impulso de una irresistible universal tendencia que lo empuja todo a ser uno, produciendo así el providencial fenómeno de la unidad en la variedad, y los literatos del mundo entero, reunidos en un Congreso literario internacional, tienden a la pacificación de las almas por medio de la unión de todos los espíritus, imprimiendo con ello uno de sus más augustos caracteres al siglo XIX. Pues bien, en esta exposición internacional de los productos de la inteligencia, la República Dominicana ha podido recordar al docto concilio que ella existía, merced sólo a las obras de don J. G. García y a la Lira de Quisqueya.

Por esto es que, inspirado en el noble propósito de promover la publicación de las obras nacionales que existan propias a enriquecer nuestra aun escasa literatura y de estimular la producción de otras nuevas, el Gobierno Provisional acaba de expedir el decreto, publicado en el número último de este periódico, asignando un 25% a los autores que deseen publicar sus obras.

Quizás se le antoje a alguno que esta largueza no se aviene con la estrechez y penuria del erario nacional, cuando este no puede subvenir a numerosas atenciones al parecer más apremiantes.

Aesto objetaremos que, aun cuando el citado decreto suscita la publicación de muchas obras malas, bastará que favorezca la edición de una sola buena y útil al país, para quedar justificado. Además, no debe perderse de vista que, si entre las obras por venir, alguna fuese exclusivamente inspirada por la contemplación y el estudio de nuestras pasadas borrascas civiles, ella contribuirá, sin duda, a impedir la repetición de tales calamidades, dando el remedio para evitarlas, contribuyendo así a la estabilidad política de la República. Asimismo, inspirándose el artista en la contemplación de nuestra naturaleza virgen y exuberante, la hará quizás amar de los que la vida agitada de los campamentos mantiene alejados de ella, y contribuirá también a humanizarlos en bien de la sociedad. Tal vez, en fin, estudiando el hombre pensador las necesidades materiales de este pueblo, sus recursos naturales y sus relaciones con la civilización universal, hallará en nuestro propio seno el medio de satisfacer aquellas y de restablecer así el equilibrio entre la importación y la exportación, entre el consumo y la producción. Y así quedará zanjado el problema económico de más difícil solución entre nosotros, y demostrada la verdad que sentamos al principiar estas líneas, a saber, que el progreso literario e intelectual puede a veces servir de vehículo a la prosperidad material de los pueblos.

El último decreto del gobierno y la literatura nacional

El último decreto del gobierno y la literatura nacional

Manuel de Jesús De Peña y Reynoso
Artículo publicado en el periódico “EL PORVENIR”, el 12 de junio de 1880

Es un principio ideológico que el progreso intelectual y moral de los pueblos se desarrolla a la sombra de la paz. Las contiendas civiles, la guerra bajo todas sus formas, subvierten el orden social, destruyen todos los gérmenes de progreso y producen la confusión en los ánimos. Estos, desalentados y entristecidos, pierden la calma necesaria para las especulaciones científicas; sobreviene la esterilidad intelectual, y esto produce estacionamiento o retroceso en el orden moral.

La historia de las letras presenta, es cierto, algunas excepciones a esta verdad, las cuales podrían demostrar que, a semejanza de la creación material, la creación intelectual puede nacer también del caos. Prueba de ello es La Divina Comedia del Dante, concebida entre las convulsiones de la anarquía que desgarraba las repúblicas italianas a fines de la Edad Media. Pero esta misma excepción justifica el axioma arriba sentado, pues ha habido muchas repúblicas anarquizadas desde el siglo XIV, y no ha surgido otro Dante, porque es distintivo del genio nacer fatal o providencialmente lo que es, decir, genio en todo tiempo y lugar. Prescindiendo, pues, del móvil oscuro que inspirara la obra del gran poeta Florentino, cuya indagación no es de este lugar, afirmamos de nuevo que las tempestades políticas turban la atmósfera intelectual de los pueblos, alejan la serenidad indispensable para la producción literaria.

Ni tampoco se nos objete que los desencantos políticos que producen las borrascas sociales son provechosos al florecimiento de las letras, porque la paz artificial que produce el aislamiento no podrá ser nunca tan fecunda como la paz natural que proceda de la tranquilidad pública.

Es también un principio económico que el progreso material favorece el desarrollo de las letras, cuando el estado de prosperidad general crea vagar suficiente al sabio y al artista para que estos puedan dedicarse a sus nobles tareas sin preocupaciones mezquinas y aun puedan cifrar su propia subsistencia y la de sus familias respectivas en el cultivo de las ciencias y las letras, entonces éstas florecen, y se despierta la afición al estudio, porque se les da su verdadero mérito a las obras de ciencia y de arte, y el hombre que distribuye a sus semejantes el pan del alma, o sea la instrucción, no se ve expuesto a carecer del pan material para conservar su vida. Ahí está la historia para demostrarnos que el siglo de oro de todos los pueblos que han dejado una estela luminosa en el campo de las letras no se ha producido sino después que las guerras de conquistas o de organización interior han hecho que el bienestar general permitiese a los hombres de ciencias y de letras dedicarse con provecho al cultivo de las mismas, y que pueblos y gobiernos tuvieran para los que sobresaliesen en la noble contienda del saber aplausos, coronas y vida regalada. Tal fue el siglo de Pericles en Grecia, el de Augusto en roma, el de Luis XIV en Francia, el de Carlos V en España, en cuyo renacimiento literario no tuvo poca parte el oro extraído de las minas recién explotadas en La Española y el continente americano.

La República Dominicana cuenta apenas 37 años de vida, y en medio de las agitaciones periódicas que han señalado lo que bien podríamos llamar no su infancia, sino su lactancia política, ni ha podido brindar la quietud suficiente a las inteligencias para apacentarse en los plácidos campos de la idea, ni los aficionados a las letras han hallado estímulo y protección suficiente para poder emanciparse de las ineludibles necesidades de la vida siguiendo la estrella de una vocación literaria.

No es de extrañarse, pues, que en medio de una vida tan agitada por conatos infructuosos para establecer el necesario equilibrio entre los deberes y derechos de los ciudadanos y por reacciones criminales contra su autonomía política, la República Dominicana no haya alcanzado el progreso intelectual y moral de las demás repúblicas, de la América Latina, que nacieron con el siglo. De aquí que su literatura sea tan pobre, comparada con la de la misma Haití y la de otras repúblicas latinoamericanas que hablan nuestro idioma y proceden del mismo origen que nosotros.

En medio de las convulsiones sociales y políticas que le han legado la dominación de uno de los pueblos más atrasados de Europa y de la del menos adelantado de América, apenas si su prensa pobrísima de elementos intelectuales y materiales ha editado algunos periódicos políticos literarios que han principiado a educar e ilustrar las masas; apenas si se han dado a la estampa alguna que otra obra de texto imperiosamente reclamada por la carencia de ella en nuestras escuelas y de composición deficiente, aunque meritoria, merced a las circunstancias; apenas si de vez en cuando la poesía nacional, en un arranque de lirismo, ha brotado destellos de luz en el entusiasmo de un triunfo contra hermanos, o lanzado desde playas extranjeras un suspiro hacia el hogar perdido, o un elogio apasionado del ídolo del día, o un anatema al vencido de siempre. Todo esto, como para explicar con las vicisitudes de nuestro pasado las luchas del presente y las glorias del porvenir, todo, como para demostrar que el genio nacional no había muerto...

Excepciones ha habido, algunas de ellas muy honrosas; ingenios privilegiados y fecundos han compuesto obras de gran valimiento, y no han tenido los medios de publicarlas. Una de ellas, que constituye el más alto timbre de gloria literaria para Quisqueya, las Poesías” y al concurso generoso de varios dominicanos aficionados a las letras e interesados en dar a conocer una de las más puras glorias nacionales simbolizada en la Ureña.

Esto, sin embargo, no justificaría al Gobierno de permanecer indiferente al fomento de la literatura nacional, cuando todos nuestros elementos de cultura y progreso se agitan en esta era de renacimiento moral; más allá de nuestro horizonte, el mundo antiguo obedece al impulso de una irresistible universal tendencia que lo empuja todo a ser uno, produciendo así el providencial fenómeno de la unidad en la variedad, y los literatos del mundo entero, reunidos en un Congreso literario internacional, tienden a la pacificación de las almas por medio de la unión de todos los espíritus, imprimiendo con ello uno de sus más augustos caracteres al siglo XIX. Pues bien, en esta exposición internacional de los productos de la inteligencia, la República Dominicana ha podido recordar al docto concilio que ella existía, merced sólo a las obras de don J. G. García y a la Lira de Quisqueya.

Por esto es que, inspirado en el noble propósito de promover la publicación de las obras nacionales que existan propias a enriquecer nuestra aun escasa literatura y de estimular la producción de otras nuevas, el Gobierno Provisional acaba de expedir el decreto, publicado en el número último de este periódico, asignando un 25% a los autores que deseen publicar sus obras.

Quizás se le antoje a alguno que esta largueza no se aviene con la estrechez y penuria del erario nacional, cuando este no puede subvenir a numerosas atenciones al parecer más apremiantes.

Aesto objetaremos que, aun cuando el citado decreto suscita la publicación de muchas obras malas, bastará que favorezca la edición de una sola buena y útil al país, para quedar justificado. Además, no debe perderse de vista que, si entre las obras por venir, alguna fuese exclusivamente inspirada por la contemplación y el estudio de nuestras pasadas borrascas civiles, ella contribuirá, sin duda, a impedir la repetición de tales calamidades, dando el remedio para evitarlas, contribuyendo así a la estabilidad política de la República. Asimismo, inspirándose el artista en la contemplación de nuestra naturaleza virgen y exuberante, la hará quizás amar de los que la vida agitada de los campamentos mantiene alejados de ella, y contribuirá también a humanizarlos en bien de la sociedad. Tal vez, en fin, estudiando el hombre pensador las necesidades materiales de este pueblo, sus recursos naturales y sus relaciones con la civilización universal, hallará en nuestro propio seno el medio de satisfacer aquellas y de restablecer así el equilibrio entre la importación y la exportación, entre el consumo y la producción. Y así quedará zanjado el problema económico de más difícil solución entre nosotros, y demostrada la verdad que sentamos al principiar estas líneas, a saber, que el progreso literario e intelectual puede a veces servir de vehículo a la prosperidad material de los pueblos.