viernes, 16 de marzo de 2007

PLATON E INTERNET

Padre Jesús Hernández sdb
Director de la Biblioteca Antillense Salesiana

Hoy son tema común de conversación las apreciaciones dispares sobre el libro y el Internet. Casi todos opinan que el libro está cayendo en picada, para unos irremediablemente, mientras otros ven un remedio en el Internet.

Me permito una reflexión sobre este supuesto remedio. Internet no me enseña a resolver ningún problema matemático, pues cualquier situación es aplicación de un razonamiento de planteo, aunque sea el sencillo de la regla de tres. Internet no me enseña a redactar una página, por más que me presente mil datos inconexos, pues no me facilita ordenar sus contenidos. Internet no me mueve a formular juicios de valor estético, moral o religioso, por falta de principios supremos. La “red” no me desarrolla como persona, pues es hija de procesos cerrados. Internet va a saltos, por imágenes, por sentimientos, por rapidez, por resultados fáciles prefabricados.

En forma sencilla. La educación tiene como objetivo perfeccionar la persona. Los medios y procesos para alcanzarla están basados, por ahora, en el libro o en la máquina. ¿Qué criterio de valoración usaremos para preferir el uno al otro, el libro a la máquina o la máquina al libro?

Nadie ignora que la máquina es reina en la información, la comunicación, los negocios, en una palabra, en lo práctico; pero nada más. Mientras el libro llega a otras variadas dimensiones de la persona.

Termino con una pregunta sorprendente. Platón llegó a decir , en uno de sus mitos, que la escritura fue un regalo engañoso de los dioses, para empobrecer al hombre privándolo del ejercicio de la memoria y de la dignidad que esta le aportaba , pues la escritura facilitaría el acopio de conocimientos, no dentro sino fuera del hombre. ¿Qué diría de la máquina que , en vez de desarrollar mil capacidades, las atrofia reduciéndolas a sólo tocar una tecla?

Nota. Tómese el lector el placer de leer a un clásico de todos los tiempos. En el Fedro de Platón (274c-275e) el maestro Sócrates cita ampliamente una tradición de Egipto que narra cómo el dios Theuth, inventor de las artes, las presenta al rey Thamus, el cual, prudente, a propósito de la escritura se expresa así: “ Ahora tú, como padre que eres de las letras, diste por cariño a ellas el efecto contrario al que producen. Pues este invento dará origen en las almas de quienes lo aprendan al olvido, por descuido del cultivo de la memoria, ya que los hombres, por culpa de su confianza en la escritura, serán traídos al recuerdo desde fuera, por unos caracteres ajenos a ellos, no desde dentro, por su propio esfuerzo. Así que no es, un remedio para la memoria... Apariencias de sabiduría y no sabiduría verdadera procuras a tus discípulos.... [que terminan siendo] perfectos ignorantes, y serán fastidiosos de tratar, al haberse convertido, en vez de sabios, en hombres con presunción de serlo”...

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